El bullying o acaso escolar es una situación que se ha hecho muy habitual en las instituciones educativas por los padres y maestros, quienes deben estar atentos a las señales que indican que alguna persona podría ser víctima de un hostigamiento continuado.
En el caso del bullying, suele prestarse más ayuda y orientación a las víctimas, pero el problema social va más allá de quien es perseguido socialmente. Quienes promueven acciones de violencia y escarnio público también requieren ayuda y orientación.
Tal vez para los padres es más fácil manejar un caso de bullying cuando su hijo es la víctima, pero en el caso del victimario también es necesario que se acuda a orientación psicológica para evitar que utilicen la violencia como única forma de relacionarse.
Existen dos tipos de “acosadores”:
- Puros: Son aquellos agresores que confían en sí mismos e intimidan a los demás sin dudar.
- ‘Bully-victims’: Son aquellos que promueven el bullying como una forma venganza sobre el maltrato que reciben de otras personas.
En el caso de los agresores, no se existe un único perfil. Se pueden encontrar victimarios con mala reputación, pero también puede haber quien tenga un buen expediente académico y sin conflictos con la autoridad, éstos últimos son los más difíciles de detectar, sin embargo existen algunas características que pueden ayudar.
- Presentan falta de empatía, por eso les cuesta entender el sufrimiento que causan
- Son impulsivos
- No saben resolver conflictos sin recurrir a la violencia
- Tienen poca capacidad de autocrítica
- Utilizan del acoso como una forma de llamar la atención.
Si como padre, te has dado cuenta de que tu hijo tiene alguno de estos rasgos, obsérvalo y valora la necesidad de pedir ayuda. Si aún no te has enfrentado a un panorama similar, es necesario que tengas en cuenta que la educación y la prevención so los mejores antídotos para evitar que tu hijo sea un acosador o promotor del bullying.
Desde muy pequeños, los niños deben entender la importancia del respeto y de valorar a sus similares. La enseñar a los niños que la clave para resolver divergencias está en el diálogo será fundamental para impulsar un desarrollo sano.