Muchas son las personas o instituciones educativas que no le dan la atención necesaria que amerita reconocer el bullying a tiempo, ya que suelen pensar que simplemente son «Cosas de niños», que no es un tipo de violencia y que ciertas conductas que adoptan los adolescentes durante su etapa de crecimiento son totalmente normales. Si comienzas a notar que al llegar a casa tu pequeño actúa de manera extraña, este es el mejor momento para preguntarle ¿Qué le sucede? y así evitar que siga siendo maltratado.

¡Aprende a reconocerlo!

Este mal silencioso, como muchos suelen llamarlo, es importante que se detecte rápidamente, porque puede traer graves consecuencias a futuro tanto físicas como psicológicas en quienes son maltratados, los cuales suelen ser los más vulnerables y poco sociables en la escuela. Por ello, el acosador se aprovecha de este individuo al verlo tan indefenso ante los demás porque prefiere callar por temor a que le suceda algo, siendo esta la peor opción. Ten en cuenta las siguientes señales para que puedas guiarlo:

  • Aislamiento.
  • Cambios de humor, tristeza o rabia.
  • Falta de apetito.
  • Baja autoestima y rendimiento escolar.
  • Pérdida de interés por las clases y el estudio.
  • Trastornos del sueño.

¿Y si tu hijo es el acosador?

Cuando ocurren estos casos es muy difícil que los papás acepten que sus hijos sean capaces de poder generar tanta violencia hasta el punto de agredir a otro. Como es un tema delicado que requiere, en algunas oportunidades, la visita a psicólogos para que puedan orientarlos lo mejor es que investiguen lo que sucede en su colegio conversando con los maestros para escuchar sus críticas y saber si tiene conductas agresivas hacia sus compañeros para no culpar a los demás por algo que hizo él. Procura corregirlo de inmediato para evitar que siga haciéndole daño a los demás.

La clave es la confianza

Es fundamental crear conciencia en las personas y, sobre todo, en los padres para que les brinden el apoyo necesario a sus pequeños (profesional de ser posible), que establezcan una buena comunicación entre ellos para que puedan contarles, en caso de ser víctimas, la situación por las que estén pasando y que conozcan quiénes son sus amigos. Si se logra detener a tiempo esta realidad que se vive diariamente en los colegios se podrá formar a los jóvenes del futuro y no buscarán en la calle la información que pueden obtener desde casa.