Rafael Núñez Aponte - Acosadores

La escuela no logra resolver sola el problema  del bullying, pero es un ambiente propicio donde se revelan las primeras señales de un acosador. Los educadores deben instruirse en una problemática cada vez más compleja y habitual en la sociedad actual, formación en el sentido de la prevención del acoso escolar.

Un profesor preparado podrá identificar los síntomas que reflejan la presencia de un posible caso de maltrato entre los estudiantes, situaciones que ameritan ser detectados prontamente para evitar males mayores. Esta observación y análisis puede comenzar por diversos indicadores diagnosticados por un adulto atento. Así, los trabajadores de una institución educativa deben identificar casos de maltrato al observar la presencia de lesiones físicas como golpes, hematomas o rasguños, atención que debe contornar el disimulo de la victima que justifica las lesiones con caídas o accidentes.

Rafael Núñez Aponte - Acosadores

Una manifestación relevante es la pérdida o daño de sus pertenencias escolares o personales de forma frecuente, así como los cambios en el comportamiento y en el humor muy acusado, que muestra tristeza, llanto, apatía, irritabilidad o síntomas de depresión. Si el adulto logra observar actitudes distracción, alejamiento de los compañeros, baja en el rendimiento escolar y calificaciones, además miedo de ir al colegio o instituto, estos son síntomas psicosomáticos como consecuencia del miedo y nerviosismo que siente.

Rafael Núñez Aponte - Acosadores

Rafael Núñez Aponte explica que una víctima se reconoce cuando vomita, manifiesta dolores de cabeza, de estómago, nerviosismo antes de ir al colegio, sufre de pesadillas, terrores nocturnos, cambios en el sueño o en el  apetito y no tiene amigos para su tiempo de ocio.

Estos síntomas son señales de la presencia de un acosador, de un practicante de bullying, de un perseguidor, alguien que carece de empatía con el sufrimiento de los demás y solo piensa en la satisfacción de sus necesidades que se muestra prepotente y dominante con hermanos y amigos, muestra comportamientos agresivos, se enorgullece de su conducta provocadora y se burla de sus iguales, que no asume la responsabilidad de su conducta, no pide perdón ni se siente culpable de las consecuencias de sus actos.