El origen de la violencia en los agresores puede residir en el abandono de los padres o el modelo de padres violentos, una situación socioeconómica o una mala organización en el hogar, entre otras situaciones que generan un comportamiento agresivo en los niños y adolescentes.
Siendo indudable que una de las causas más consensuadas por los estudiosos del bullying, son los modelos educativos con ausencia de valores, falta de límites y reglas de convivencia, ya que al ser castigados con violencia aprenden a resolver las dificultades con la violencia.
Tal como lo comenta Rafael Núñez Aponte, el niño tiene la capacidad de registrar todo en su memoria que después exteriorizará en su comportamiento, por consiguiente el agresor tiene la violencia como modelo e instrumento de defensa, juzgando que su actuación es correcta dentro de lo aprendido.
Los adultos deben ser conscientes de que el niño aprende por imitación, que copia y repite todo pues esa es su manera de aprender. Si el niño imita todo lo que ve esto quiere decir que cualquiera puede ser su modelo, de allí que los adultos sean un buen ejemplo y que brinden ambientes y posibilidad de relaciones sociales adecuadas a la formación infantil.
Exigir más a los mayores porque ya tienen experiencia en su relación con los adultos y otros niños es una buena estrategia, sea en el hogar o en la escuela, pudiendo ser un excelente modelo que los más pequeños van a imitar y que puede garantizar un comportamiento asertivo.
¿Será entonces que el modelo es tan condicionante y que ya no se podrá deshacer?
Sabiendo que el modelo es determinante y siendo conscientes de que no es posible ni es la solución aislar los niños porque no es posible controlar todo, se debe mantener una buena comunicación con los niños y adolecentes. Esto quiere decir que se puede comentar lo que motiva a comportamientos indeseables y que esas acciones tienen consecuencias adversas para quienes la practican, por ser una cuestión de opción.
Invitarles a reflexionar sobre las situaciones desagradables, comunicación que genera confianza porque es una manifestación del amor y dedicación del adulto, aprendiendo que existen muchos modelos por los que se puede optar. Así, debemos preguntarnos si el modelo errático es más fuerte y condicionante que la comunicación asertiva que enseña a optar por lo más correcto.