Los jóvenes homosexuales sufren acoso escolar por su orientación sexual, siendo acosados en mayor porcentaje que los demás niños y jóvenes según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Felgtb).
La LGBT es la sigla compuesta por las iniciales de las palabras Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales, expresión con origen en el idioma inglés en los años noventa. Inicialmente se utilizaba la expresión «homosexual» o «gay», más tarde se transformó y denominó de LGB y después de LGBT al adicionarse las personas transexuales.
Alan es el testimonio de un joven que acabo por escoger el suicidio para ultrapasar el acoso escolar que sufría, quien a pesar de contar con el apoyo de la familia sucumbió a la presión.
Alan sentía que vivía en un cuerpo equivocado y sus compañeras de clase le hacían la vida imposible, le pegaban, lo tumbaban por las escaleras, lo insultaban. Comportamiento que torturaba a Alan quien manifestaba miedo, jaquecas, dolor de barriga, malestar general al acercarse al colegio.
Observado por especialistas, estos refirieron que Alan estaba muy triste, que le diagnosticaron síntomas de depresión que sufriera por el acoso escolar. En la víspera de Navidad tomó unas pastillas vencidas y bebió alcohol, mezcla que le paró el corazón.
Un triste episodio que sucede en pleno siglo XXI, en el año 2015, Alan, un adolescente transexual de 17 años, uno de los primeros menores que había conseguido hacer un cambio de nombre en su documentación para estar acorde a su identidad.
Este caso tuvo repercusión mediática y suscitó el apoyo de la sociedad, se multiplicaron medios de divulgación para sensibilizar sobre la erradicación del acoso escolar. Se realizó, por ejemplo, un cortometraje llamado: Jóvenes sin Libertad inspirado en el caso de Alan, cuyo acto, debido a sus circunstancias, fue declarado un “asesinato social”, demostrando que denunciar la discriminación, acoso y exclusión ayuda a que se tomen medidas más efectivas.
idas para su prevención y erradicación.