La dislexia es una condición que afecta las habilidades lingüísticas, lo que convierte a quien la padece en blanco fácil de burlas.

El bullying o acoso escolar no solo se produce por problema de peso, raza, orientación sexual, credo o color de piel, también se enfoca en aquellos niños y jóvenes que tienen dificultad de aprendizaje, a quienes se les cataloga como “tonto”“flojo” o “raro”. Uno de los problemas más usuales que presentan muchos estudiantes es la dislexia y es muy común ser confundido con déficit de atención o mal comportamiento, cuando en realidad es una condición que impide que la lectura se lleve a cabo de manera normal a pesar de tener un coeficiente intelectual estándar.

La dislexia se considera como una dificultad que presenta una persona a la hora de leer, escribir y deletrear, lo que afecta las habilidades lingüísticas, haciendo énfasis en el paso de la codificación visual a la verbal, la memoria a corto plazo, el orden y la secuencia. Se calcula que alrededor del 15% de la población escolar padece de esta condición y aun cuando es corregible con una adecuada asesoría profesional, sino se hace a tiempo puede originar graves consecuencias como bajo rendimiento escolar, estrés, angustias y acoso escolar.

Dentro del salón de clases el niño disléxico presenta problemas a la hora de leer y escribir correctamente, esto puede ir en aumento a medida que se pasa de nivel. Si esta situación no se corrige, el alumno puede tener episodios de fastidio, inapetencia para realizar las actividades escolares y verse antipático, lo que trae como consecuencia discordias con los otros compañeros y convertirse en blanco de burlas y vejaciones lo que lleva a ser víctima de bullying escolar.

Características de los niños disléxicos

1.- No prestan atención, dan la impresión de ser hiperactivos e inclusive se les catalogan como soñadores.

2.- Al momento de leer, repiten las palabras una y otra vez, omiten, trasladan, introduce o reinvierten palabras, letras o números.

3.- Cuando leen, se quejan de dolor de cabeza, de estómago, mareos y nauseas.

4.- Confunden letras, números, palabras, cuando tiene que desarrollar un tema.

5.-  Pueden dar la apariencia de presentar problemas visuales, aun cuando no los tengan.

6.- Leen y releen sin tener comprensión lectora.

7.- Tienen una ortografía muy deficiente.

8.- Se distraen fácilmente con los sonidos y creen escuchar palabras o frases que no se dijeron o que no son aparentes para los demás.

9.- Se les dificulta transmitir lo que piensan ya que hablan con frases entrecortadas, dejan oraciones sin terminar, no tienen buena pronunciación y tartamudean cuando se ponen nerviosos.

10.- Tienen un alto nivel de inteligencia, pero no sus calificaciones no lo demuestran.

11.-Se frustran con regularidad, no les agrada ir a clase ni leer en voz alta.

12.- Son excelentes con los números, pero se les dificultan plasmarlo en sus tareas y exámenes.

13.- Emplean mucho tiempo al realizar sus actividades.

14.- Cuando escriben o redactan un trabajo, no saben utilizar correctamente los signos de puntuación o no los emplean.

15.- Se les dificulta encontrar y corregir palabras mal escritas.

¿Qué hacer en estos casos?

Lo primero que hay que hacer es detectar el problema a tiempo y eso se logra con la asesoría de un profesional, ya sea un psicólogo, psicopedagogos o educadores especializados que ayuden a los niños disléxicos con sus dificultades. De igual manera, se les debe proporcionar la ayuda necesaria tanto en el salón de clase como en actividades extracurriculares.

Hay que hacer notar que estos niños son sumamente talentosos en áreas como el arte, la música, el teatro, la arquitectura, la construcción y el diseño. Aprenden con mayor facilidad a través de experimentos, demostraciones, observaciones visuales y manualidades, además tienen excelente memoria para recordar rostros, situaciones y vivencias a largo plazo, por lo cual no merecen ser tratados con diferencia.