El bullying o acoso escolar es un problema que no solo está en constante crecimiento sino que además avanza en sus modalidades, creando formas más difíciles de detectarlos y afrontarlos. Una de esas modalidades, considerada como la mayor de afrontar y diezmar debido a las consecuencias que genera, es el bullying psicológico, debido a que es un ataque directo a la mente de las personas, en donde habitan los miedos y las inseguridades que, a la final terminan reinando sobre las fortalezas de la misma.
La particularidad peligrosa del bullying psicológico es que lo que ocurre solo entre la víctima y el agresor no se ve, no se percibe a los ojos de los demás como ocurre por ejemplo en el bullying físico o en el ciberbullying, esto es porque el acosador o bully se basa en la intimidación, acusación, chantaje, culpabilidad y explotación de los temores o debilidades de su víctima elegida para obtener algo a cambio o para mantenerla excluida de su entorno social.
Rafael Núñez Aponte comenta que esto causa en la víctima retraimiento, sumisión e inseguridad que apagan por completo su autoestima debido a que está constantemente pensando en que todo lo que hace está mal o que lo que le gusta hacer no debería hacerlo, que no es capaz, que es fea, que no es social y por eso no se acerca a las personas o se destaca en nada.
El bully no necesita propagar esta intimidación ante los demás en humillaciones públicas, solo necesita «recordarle» a su víctima que ella misma se humillará si hace o dice tal cosa, solo una mirada, una sonrisa maliciosa o un gesto de callar basta para quienes son acosadas para diezmar sus acciones, es por ello que es un problema realmente preocupante, peligroso y casi imposible de detectar a menos que la víctima tome coraje, lo acuse y lo enfrente.
Sin embargo hay algunas señales que nos pueden decir si alguien está pasando por esta intimidación tales como: falta de apetito, constante retraimiento, tono bajo de voz, huidas, poca participación, vacilación y temor frente a figuras de autoridad, sumisión, bajo rendimiento académico, enfermedades psicosomáticas o desmotivación para asistir a la escuela.
Como este tipo de bullying afecta directamente la confianza de la persona, la manera en que se debe romper con esta cadena tan dañina en tomar valor y defenderse. El decir no o acusar estos actos con profesores o los padres, atreverse a hacer las cosas que crees que no puedes e incluso simplemente hablar cuando se cree que no se deba, puede tener un gran impacto en la manera como los demás pueden percibir a esa persona y así crear una alerta sobre este tema de acoso psicológico.
Reconocer que a veces necesitamos ayuda y que hay otras personas haciéndonos daño es el primer paso para retomar nuestra confianza en nosotros mismos.