Cuando hablamos de acoso, se nos vienen a la mente casos de niños acosados en la escuela por otro niño más grande y fuerte pero nunca nos imaginamos que hay bullying de padres a los hijos, siempre hemos oído que los padres deben educar a sus hijos con mano dura para que aprendan, que las lecciones de la escuela entran con golpes y que las demostraciones de afectos son solo para mujeres.
Los padres sin querer, o queriendo, tratan de imponer su voluntad a sus hijos para que ellos hagan los que se les dicen sin protestar. Hay muchas formas de acosar a un hijo como son:
- Acoso Físico: Un niño puede recibir de sus padres patadas, pellizcos, cachetadas, jalones de pelos y golpes como “regalo” por no hacer lo que se le dice o por demostrar que no aceptan la voluntad de ellos. También puede llegarse al extremo de impedir que los chicos vayan al baño porque tiene que aprender a aguantarse como los “machos”.
- Acoso emocional: Consiste en decir frases que intimidan a los niños, avergonzándolos delante de los demás y haciéndolos sentir poca cosa, expresiones como: “Acaso tú no eres un hombre, pues”, “Eres bruto o qué”, “No haces nada bien” ”Deja de llorar, no eres una niña”. Esto hace que los hijos les de miedo expresar sus opiniones y en lugar de respeto sientan temor ante sus padres.
- Acoso cibernético: Hoy en día con la moda de las redes sociales, los papás tratan de ejercer sus influencias para vigilar lo que sus hijos hacen por la web, para burlarse de ellos suben fotos en situaciones embarazosas y hacen comentarios burlistas que afectan a los niños.
Los padres acosadores o bully emplean para “disciplinar” a sus hijos métodos que en lugar de profesarles amor y respeto, lo que logran es amedrentándolos, empleando gritos, golpes, comentarios negativos, ellos no se ponen en el lugar de sus hijos y no les importa los que sienten sino solo les interesa que prevalezca su voluntad.