El comportamiento de los hijos no es más que el vivo reflejo de su interacción en el hogar con sus familiares, por lo que si se tiene una mala relación con los padres y hermanos, seguramente afectará la manera de relacionarse con los demás a su alrededor, influyendo en la realización de actos de bullying como una forma de defenderse o llamar la atención.
Los jóvenes absorben todo tipo de información que perciben a su alrededor, la tristeza, los problemas, los malos tratos y el manejo de problemas y aprenden de ello para utilizarlo en su entorno e incluso normalizarlos y justificarlos cuando se vuelven agresores en la escuela. Cualquier acto violento que vaya desde el destruir objetos o ropas hasta las burlas y comentarios ofensivos es considerado bullying escolar.
Pero, en muchas ocasiones de bullying, los perpetuadores tienen sus propios problemas con los que luchar. En estudios realizados en los Estados Unidos, la mayoría de los casos de perpetuadores de bullying tienen problemas de violencia intrafamiliar que van desde humillaciones, críticas, falta de atención parental, abuso de poder de hermanos e incluso agresiones físicas.
¿Estos actos son justificables?
De ninguna forma se justifica que una persona agreda a otra por cualquier razón que tenga en contra de la misma. Sin embargo, es un paso importante entender de dónde se originan estos comportamientos para poder erradicarlos, especialmente si el problema viene desde el hogar.
Hay que recordar que el hogar debe ser un santuario de seguridad y felicidad, donde aprenden normas, respeto y empatía, pero si se carece de esto y lo único que se presencia es violencia entre familiares, ataques verbales, presión, críticas constantes, burlas, comentarios negativos y descalificantes, es de esperarse el comportamiento bullying en los agresores.
¿Qué es lo común en la interacción familiar para ellos?
- Abuso de poder de hermanos mayores
- Hostigamiento y falsas acusaciones de hermanos pequeños
- Presión por perfección por parte de los padres
- Gritos constantes para reclamos o «arreglar» desacuerdos
- Golpes e intimidación cuando no se hace algo bien
- Burlas y humillaciones por parte de primos o tíos
- Poca atención para conversar o buscar apoyo
- Injusticias constantes con castigos o responsabilidades añadidas