Proteger a los hijos es un sentido innato que todo padre tiene. Sin embargo, cuando esa protección sobrepasa los límites, los niños pueden sufrir trastornos, así como no saber enfrentarse por sí solos a los problemas, y otros inconvenientes emocionales que pueden acompañarles de por vida.

¿Cómo son los padres sobreprotectores?

Todos los padres sobreprotectores tienen características comunes que indican que están yendo más allá de lo marcado. Lejos de la idea que ellos mismos tienen de que están protegiendo a sus hijos, está la realidad de que los están perjudicando mucho más que beneficiándoles. La sobreprotección les resta autonomía, dignidad y sentido común, cualidades imprescindibles para el desarrollo de su vida. 

Estas son algunas de sus características más comunes: Intentan evitar a sus hijos cualquier situación desagradable o difícil y, si no han podido hacerlo, ellos lo solucionarán. Por ejemplo, hacerles los deberes, intervenir cuando otros niños de la escuela los molestan o hablar con ese profesor que les ha suspendido. Esto a simple vista puede parecer un asunto sin importancia, pero les resta autonomía y la enseñanza de enfrentarse a sus problemas por ellos mismos.

Lo mejor: aconseja pero no actúes.  No dejan que sus hijos exploren. Los niños son curiosos por naturaleza y quieren explorar todo y a todos los que hay a su alrededor. Un padre sobreprotector ve muchos peligros en ello y por tanto evitan que lo hagan.

Algunos ejemplos serían no dejar que un bebé gatee por el suelo, que no se lleve nada a la boca o que nadie lo coja en brazos. Responde a todas sus demandas. Ya es sabido por todos que dar todo lo que los niños piden no es bueno para su educación. Esto, desgraciadamente, es lo que hacen los padres sobreprotectores.

No ponen límites y eso conlleva que sean adultos egoístas y crean que merecen todo.  Limitan demandas de independencia. Cuando el niño quiere hacer algo por sí mismo como ir a la calle, elegir la ropa o sus amigos, los padres sobreprotectores se niegan buscando excusas que ‘los protegen’. 

Le hacen todo. Incluso cuando el niño ya tiene autonomía suelen seguir haciendo sus tareas como la cama, o recoger su plato de la mesa.  Contestan por ellos. Cuando otros adultos les preguntan cosas, los padres que ‘protegen’ a sus hijos suelen dar las respuestas en su nombre. ¿Hablar hace daño? Para ellos sí… Tapan sus errores. Sin comentarios. 

No dejan que vayan solos con sus amigos. 

Ellos piensan que lo hacen bien y, posiblemente, no saben hacerlo de otro modo, pero los daños de la sobreprotección son marcas que quedan en la personalidad para toda la vida. Por ejemplo: inseguridad, egoísmo, inmadurez, falta de autonomía, problemas en las relaciones sociales y amorosas, desconfianza, baja autoestima, etc. 

Si te has visto identificado con algunas de la características de los padres sobreprotectores, ¡es el momento de cambiar!

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