ME GUSTA CUANDO HABLAS. 

Marcela C. D.

En memoria de Katy Winter.

Dedicado a Javier Miglino, a los colaboradores de Bullying Sin Fronteras y a todos aquellos que aún tienen tiempo para escucharnos. 

Me gusta cuando hablas

como un río sereno

en el mar enloquecido

de este tiempo chileno.

Yo solo quiero estudiar,

leer y aprender algo.

Haciéndolo a mi manera,

que lentitud no es desgano.

Tuve cinco años muy tristes

con burlas dichas a coro,

y pensando en Katy Winter

aparecieron los monstruos.

¿Cómo una bella niña

que parece tener todo,

pone a su vida final

destruye un bendito tesoro?

Mis problemas en el habla

me dañaron de tal modo

que fue ganando el silencio

como mecanismo roto.

Pero para mis adentros

el escenario era otro.

Escuchaba sus ofensas

con temperamento estoico.

Pero un día hubo alguien

que con decir amoroso

con solo cuatro palabras,

puso oro sobre el lodo.

Me gusta cuando hablas,

que como mar tempestuoso,

me estremecieron completa

y aniquilaron los monstruos.

El testimonio de Marcela de Santiago de Chile. CHILE.

Mi nombre es Marcela, tengo 19 años y el año pasado he terminado el colegio secundario en una institución religiosa católica en Santiago de Chile. Los últimos cinco años de estudios fueron un auténtico suplicio para mi. Desde los 10 años he tenido algunos problemas para expresarme. Luego de que mis desesperados padres tocaran cielo y tierra con especialistas, se pudo concluir que todo era una cuestión de nervios. Nervios que me hacían tartamudear, nervios que no me dejaban pensar e incluso nervios que no me dejaban leer en voz alta.

Los estudios me costaban un poco más que a los demás y muchos de mis compañeros eran implacables conmigo. En el último año y con las fiestas de colación de egreso en vistas, más un viaje que haríamos con el curso no hizo más que agravar las cosas. Estaba decidida a terminar con mi vida tal y como hizo Katy Winter. Me colgaría en el baño del colegio con los mismos leggins que hacía ejercicio. Pero antes de hacerlo, pude hablar con mis padres. Nada sabían de nada pero ellos no merecían semejante tristeza. Y de noche y en mi cuarto, harta de recibir mensajes infamantes en Instagram y WhatsApp, había decidido que leer podría ayudarme. Leer se me daba y se me da muy bien. Me relaja los nervios. Empezaría con ¿qué es bullying?, luego Google me comenzaría a dar recomendaciones: definición oficial de bullying, día mundial contra el bullying y por fin: Bullying Sin Fronteras. ¿Alguien podría escucharme al otro lado de la Cordillera? 

Si en mi cabeza sonaba una rima, algo bueno podría pasar. 

Sin más pensar les escribo, les cuento que no quiero terminar como Katy Winter. Solo eso. Me respondieron en 24 horas. Me invitaron a una charla en Zoom. Los casos gravísimos, solo eran atendidos por una persona, el Director General o Mundial. Faltaban días para el final de curso y yo estaba frente a la pantalla, sola en casa porque mis padres trabajan. Al recibir el saludo del Dr. Javier Miglino algo bueno empezaba a pasarme. Mis frases eran cortas, hablaba lento, tal como lo hacía para no trastabillarme y tartamudear. En un respiro, Javier que solo me miraba, dijo: 

«- Me gusta cuando hablás, sos como un río sereno en el medio del desastre cotidiano de gritos, voces y ruidos. Tendrías que formar parte de Bullying Sin Fronteras. Tu voz y tu tono ayudarían a muchos».  

Nunca alguien había dicho cosa semejante ni siquiera mis padres. Ya no sería otra Katy Winter, ya no temblaría al hablar, ya podría leer en alto. Le hice conocer a Javier mi problema de bullying y ciberbullying en el colegio, donde en la semana recibieron su contacto pues sobre el final de curso mis profesores y demás responsables se solidarizaron conmigo. Ya no hubo bullying ni ciberbullying pero incluso hubo algo mejor; me encuentro cursando los estudios para locución. Un día seré locutora y le hice una promesa a Javier; cuando Netflix cuente la historia valiente de Bullying Sin Fronteras, yo seré una de las voces femeninas del doblaje para América Latina. 

En memoria de Katy Winter

Así murió Katy Winter: 22 de mayo de 2018

Katy Winter er una alumna de 16 años del prestigioso y tradicional colegio The International School Nido de Águilas que había desaparecido y cuya familia estaba desesperada.

El 22 de mayo de 2018, alrededor de las 3 de la tarde, la adolescente huyó de la institución educativa y nadie más supo de ella durante un rato largo. Finalmente, la encontraron: estaba muerta, en el interior de un baño de Starbucks de la avenida Ricardo Lyon en Providencia, en la capital chilena. Causa de muerte: suicidio.

El cuerpo de Katherine Winter fue encontrado a las 5 pm en ese local comercial. Tenía puesto aún el uniforme de Nido. De inmediato los oficiales que participaron del operativo dedujeron que era la niña que se había escapado del colegio y que estaban buscando y que se había quitado la vida. Descartaron de inmediato la participación de terceros.

La noticia regó los titulares de todos los medios de la capital chilena de inmediato. La conmoción fue total. Y a medida que se conocían detalles, más aún. La sociedad más acomodada de Santiago sintió el impacto. Es que Nido de Águilas -adonde concurría Katherine- es una de las instituciones más prestigiosas en términos académicos y a la cual concurren las familias de mayor roce social de Chile.

Pero también, ese colegio, es hermético. Y poco se sabía del bullying que padecía Katy y que la atormentó hasta la muerte. El acoso lo recibía en las redes sociales. Cyberbullying.

Activa como pocas, la niña tenía un sueño: ser cantante pop. A su corta edad ya había logrado grabar cuatro canciones en inglés y algunas de ellas las publicaba en sus perfiles de Instagram, Facebook y Soundcloud. 

Uno de ellos, según relató una maestra, era macabro: «RIP, jajaja». 

 

Pero además, se sospecha que algo sucedió el sábado pasado. Fue cuando Katherine acudió a una fiesta en la comuna Lo Barnechea. Pero de esa celebración muy poco es lo que se sabe. Sólo que algo pasó con la adolescente y que le cambió el ánimo por completo. Seguramente, en los próximos días, los niños de Nido de Águilas den más detalles y revelen qué fue lo ocurrido la noche del 19 de mayo.

Lo que se cree es que la niña fue acosada en un grupo cerrado de Facebook. 

La segunda de tres hermanos, Katy era hija de papá colombiano y mamá chilena. Los padres denunciaron ante Carabineros que en los últimos días había sido víctima de acoso a través de redes sociales. Una bola de nieve que no pudieron contener. 

En uno de los bolsillos de la ropa que llevaba Katherine al momento de su muerte había una hoja escrita en inglés. Era una carta dirigida a su familia, donde lamentaba su decisión pero ya no aguantaba más.

A partir de lo ocurrido Nido de Águilas decidió contratar a una agencia de comunicación para dirigirse de forma correcta con la prensa. Siguen el protocolo que Comsulting les indicó y no dan un paso sin que sus ejecutivos lo sepan. Fue así que emitieron un comunicado: «Todos nuestros pensamientos están con su familia y amigos durante estos tiempos difíciles. Como comunidad estamos todos profundamente afectados por el fallecimiento de Katy», reza el escueto comunicado.

Evanyely Zamorano, la madre de Katy, durante la concurrida y triste ceremonia, relató otro episodio que le había sucedido a su pequeña cuando aún era alumna del colegio La Maisonnette. Allí un grupo de compañeras de aula la acosaban. Eran tiempos que a la niña le iba bien y cumplía sus sueños de cantar. Incluso había sido elegida para representar a la institución en un viaje a París, Francia. Cuando finalmente el conflicto se resolvió, una de sus amigas le confesó: «Te guardo envidia porque te va demasiado bien».

«El último gran sueño de mi Katy era que Taylor Swift escuchara sus canciones, si alguien nos ayuda a que esto pase sería el mayor regalo para mi hermosa», dijo Emanuel Pacheco, esposo de la madre de la adolescente.»¡Así quiero recordarte siempre! 

Gentileza La Tercera de Chile.

Todos los derechos de este poema han sido cedidos por escrito y en forma gratuita por la autora, a favor de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras.

Todos los derechos están reservados.

Bullying Sin Fronteras autoriza la reproducción gratuita, sin ediciones ni quitas o agregados, siempre con indicación de la fuente.


Si quieres enviar un poema o una colaboración a Bullying Sin Fronteras, puedes hacerlo al correo electrónico: bullyingsinfronteras@gmail.com

O por correo postal a: Rue du Temple 3, (1201) Genève, Suisse. 

En todos los casos, adjunta una autorización por escrito de publicación en todos los idiomas y una declaración de cesión de derechos de autor a Bullying Sin Fronteras. De otro modo no podremos publicarlo.

ONG Internacional Bullying Sin Fronteras

ONG International Harcèlement Sans Frontières

NGO International Bullying Whitout Borders

Ver fuente