EL APLAUSO QUE ME SALVÓ LA VIDA.
Dedicado a Javier y a todos los integrantes de Bullying Sin Fronteras.
Anunciada (Anunciatta)
Fría y oscura Madrid
de este maldito diciembre
que ha sido igual de sombrío
que todo este año inerte.
Empezó mi desventura,
como dañino aprendiz,
desde un grupo de cobardes,
que se burlaban de mi.
Tú eres fea y eres tonta
siempre hablando de morir,
hablas de más porque quieres
sufres como mala actriz.
Nadie te quiere ni extraña,
nadie dejará algo por ti,
ni el más mínimo detalle.
¡Aquí estás de más, infeliz!
Entonces me dijo Lola.
mi malagueña de oro,
» – no te dejes humillar
no valen ellos ni un tris».
» – mira, guapa lo que he visto
preocupándome por ti.
Estos Bullying Sin Fronteras
tal vez algo salga de allí.
¡Llamemos, niña! ¿Qué pierdes?
No puedes quedarte así.
No te permito matarte,
yo quiero verte feliz».
Y entonces nos animamos
trazando una directriz.
Mandando solo un mensaje,
otra simple historia gris.
Pero ha llegado respuesta,
la Lola me gritó: ¡sí!
Me invitaban a contarles
por qué me quería morir.
Me saludó un caballero,
y entristecida temí
que mi caso no era bueno,
ya conocía el cariz.
Pero algo simple de pronto
puso a mi tristeza, fin.
Inesperado y profundo,
que aún lo puedo sentir.
«- Te cambio esos ojos tristes
por un aplauso sincero».
Solamente dijo eso
y todo comenzó ahí.
Escuché palmas y gritos,
todo era para mi.
Las lágrimas me brotaron
al verme así de feliz.
Y contándoles mi caso,
sentí ganas de vivir
dejando a un lado la angustia,
confiando en el porvenir.
Te cambio esos ojos tristes
por ese aplauso de allí,
había cambiado mi vida.
La bondad venció a lo vil.
Te cambio esos ojos tristes
por ese aplauso de allí,
quiero contártelo ahora.
Quiero que tambien te pase a ti.
Durante el mes de diciembre de 2023 había decidido terminar con mi vida. Lo haría con muchísima pena por mis padres pero no aguantaba ya el maltrato de mis compañeros de la ESO del colegio donde cursaba estudios en el centro de Madrid.
Me presento, me llamo Anunciada y tengo 16 años. Mis padres son María y Francisco y no tengo hermanos. Vivimos en el centro de Madrid, sobre la calle de El Pez desde que nací. Mi padre es madrileño pero mi madre es sevillana y las diferencias de carácter entre ambos son notables. Ingrese a este instituto con 13 años y todo iba bien. A los 14 igual. Pero a los 15 todo se había desmoronado, ‘desmoronao’, como dice mi mejor amiga Lola, mi malagueña de oro.
Desde mi nombre: Anunciada, hasta mi aspecto, un poco gordita pero un marrano para ellos, fueron sumando motes y ataques. Al principio uno cada día pero con el tiempo fueron muchos durante la misma jornada. Hasta decían que tenía olor y falta de higiene. Con la llegada del Mundial Qatar 2022 todo vino a peor porque yo estaba a favor de la Roja y algunos de mis compañeros no. Insólito, ustedes dirán, pero en España hay gente que no apoya a su selección de futbol.
El acoso o bullying era tan intenso que no podía dormir. Miraba al móvil y en Instagram, todo el tiempo tenía insultos y mensajes del tipo: ‘fuera gorda’, ¿qué haces todavía por aquí¿?
La única persona que sabía de esto era Lola que como podía me acompañaba y ella misma sufría acoso, a pesar de ser bella, por su acento andaluz.
Vivo con mis padres en una tercera planta y había decidido saltar el día 13 de diciembre de 2023. Tenía fijado ese día, ahora no se por qué. Y no le había dicho a nadie. El 11 me despedí de Lola y le avisé para que vaya a casa en busca de unas cosas que le dejaba.
¡Por poco me mata! ¡Ni loca dejo que hagas eso!
Ella buscó en la web y en pocos minutos estábamos enviando un correo electrónico a la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras. El nombre me dio buena espina pero no tenía mucha esperanza. Solo puse: Me quiero matar. No puedo más.
Nos contestaron al siguiente día. La Lola miraba y miraba el correo y se tenía más fe que yo y fue una sorpresa, porque habían contestado y nos habían invitado a una reunión ese mismo 13 de diciembre, ya pasadas las ocho de la noche, por el Zoom, el Director de Bullying Sin Fronteras nos atendería.
El Dr. Javier Miglino, que así se llama el caballero me miró mientras hablaba. La Lola, junto a mi, me pinchaba para que suba la voz.
Parecía que la cosa no iba bien y de pronto, corto y seco; pero a la vez ni corto ni seco, Javier me dijo:
«- te cambio esos ojos tristes por un aplauso sincero».
Los argentinos tienen esas formas de llegarnos, que debemos procesar para una respuesta porque simplemente nos sorprenden. Pero no tuve ninguna. Entonces en la oficina, Javier dijo: » – a ver todo el mundo venga pa’ acá. Un aplauso sincero para Anunciatta (así en italiano, lo dijo). Todos empezaron a aplaudir y yo empecé a llorar. Era demasiado para mi. Desde el ‘anunciatta’, que jamás me habían dicho, hasta el aplauso, los chavales y chavalas con camisetas de Argentina. Luego supe que hacía minutos apenas, Argentina le había ganado a Croacia por las semifinales del Mundial de Qatar y habían visto allí mismo la cosa.
En un momento, Javier me dijo: » – nena, vamos a aplaudir hasta que dejes de llorar». La Lola entonces me trajo algo para secarme y pude hablar. Les había contado en segundos un problema de casi un año. Así de fácil terminaría resultando. Javier prometió comunicarse con la directora al día siguiente y para la cena, esa misma noche, mi cara era otra. La Lola se tuvo que ir y apenas les pude contar a mis padres, para la Navidad.
Pero volvamos que no termina.
Javier llamó a la directora, mientras la Lola y yo estábamos en Zoom viendo y escuchando. Una vez más, corto y seco pero ni corto ni seco, le dijo: » – mi muy señora mía, le expliqué el caso de Anunciada. Es bullying o acoso escolar, yo diría, de manual. Lea la definición oficial de bullying. La hicimos nosotros junto a la Organización Mundial de la Salud, así que no tengo dudas de lo que digo. Anunciada sufre bullying y usted mañana mismo me lo resuelve».
La directora contestó con evasivas y Javier dijo entonces: » – mi muy señora mía, tardo más tiempo en hablar con usted que con la Ministro Pilar Alegría (se refería a la titular del Ministerio de Educación de España). Y con la Agencia EFE. Usted decide».
La directora, ahora sí, aceptó de buen grado. Al día siguiente pude hablar con ella y no había ido con mis padres para no preocuparlos. La directora había decidido mudar de turno a los acosadores para que ya no hubiera conflictos y ella misma, hizo el anuncio ante mi clase, donde advirtió que al menor problema de bullying conmigo, habría sanciones, hasta la expulsión.
Llegó el puente de Navidad, pude entonces contar a mis padres. Ellos, primero me retaron pero luego me abrazaron y una vez más todos lloramos, hasta la Lola y sus padres y el hermano pequeño suyo.
En enero 2023 pude regresar a mis clases normales. Había bajado de peso durante el puente (un auténtico milagro de Navidad) y mis compañeros fueron amables conmigo. No solo amables, hasta diría majos, como dice la Lola.
Mis padres, vecinos, la Lola y yo, queríamos agradecerle a Javier y a todos los Bullying Sin Fronteras, con algo que ya había visto en el sitio de la web, una poesía. Entre todos hicimos cientos de bocetos y al final ha salido esto que ha costado mucho y espero que os guste.
Nunca piensen en cosas malas si son atacados en el cole o en el instituto. Sepan que hay gente buena que os puede ayudar.
Gracias Javier. Gracias Bullying Sin Fronteras.
Anunciada M.D.
En Tik Tok: Anunciatta
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