¿Qué es la psicoterapia integradora? ¿En qué consiste?

La psicoterapia integradora consiste en un modo de intervención que tiene en cuenta un amplio espectro de estrategias referentes a diversas corrientes psicológicas a la hora de abordar un caso clínico con el fin de obtener una mayor eficacia terapéutica.

Esta postura rechaza la idea de adecuarse únicamente a un modelo metodológico a la hora de configurar un plan de tratamiento. Se trata de adaptarse en función de las características propias del o la paciente, valorando y seleccionando aquellos enfoques o escuelas que mejor se ajusten a cada caso concreto.

¿Cuál es el origen de la psicoterapia integradora?

Desde las primeras contribuciones a las terapias psicológicas, las diferentes orientaciones no han hecho más que distanciar sus principios unas de otras, desarrollándose de manera independiente e incluso confrontando y rivalizando sus fundamentos entre sí.

No es hasta mediados del siglo XX cuando se comienza a sugerir una óptica más integradora, destacando hechos como la obra de Dollar y Miller “Personalidad y Psicoterapia” publicada en 1950. En ella, se deja entrever como las escuelas dominantes del momento, la conductista y la psicoanalítica, podían verse favorecidas si compartieran ciertas contribuciones mutuamente. No obstante, y teniendo en cuenta este ambiente rivalizado caracterizado por marcar las discrepancias entre corrientes, esta idea aun no prosperó como lo hará más adelante. En 1983 con la creación de la Society for the Exploration of Psychotherapy Integration, «SEPI» se le concede un espacio de valor a esta postura. Se reconoce por primera vez una organización que tiene por objetivo buscar estas similitudes entre teorías con el fin de crear modelos más completos.

A partir de este momento, las investigaciones y avances quedan abiertos a estas perspectivas integradoras. La variedad de terapias auguraría una mayor eficacia en la mejora de la sintomatología de los y las pacientes además de un mayor avance en la comprensión de las diferentes problemáticas y trastornos clínicos.

Actualmente, todos los modelos teóricos que se han ido proponiendo durante años, se pueden recogerse en cuatro bloques principales:

  • La psicología psicoanalítica
  • La psicología humanista
  • La psicología sistémica
  • La psicología cognitivo-conductual

Diversas investigaciones indican que cuando el proceso terapéutico se define en base a un único modelo, solo un 15% del éxito se debe a este encuadre, mientras que un 30% es atribuido a otros factores inespecíficos tales como el vínculo, la empatía o el apoyo de la figura del terapeuta. Dichos elementos resultan comunes a cualquier tipo de enfoque por lo que, dada la ausencia de aspectos distintivos entre terapias que hagan de una u otra una más eficaz, cabría apoyar la idea de un modelo integrador que propone la unificación de los máximos de cada corriente.

¿Qué ventajas tiene o en qué casos está especialmente indicada?

Flexibilidad y rigor a la hora de intervenir

La primera y más evidente ventaja de la integración radica en la adquisición de un amplio espectro de soluciones y respuestas. Dada la gran diversidad de pacientes, no todas las dificultades que se encuentren en consulta han de ser abordadas siempre desde un único enfoque. Las múltiples teorías psicológicas permiten obtener una visión de la problemática desde diversos planos: afectivo, conductual, cognitivo y/o fisiológico.

En relación con lo anterior, una conveniente aplicación de este método tendrá lugar cuando la sintomatología de un o un paciente integre varios planos. Gracias a la visión integrativa cada dificultad podrá trabajarse desde su propio origen y naturaleza dando cabida a diferentes focos dentro de una misma intervención.

Además, en lo que respecta al establecimiento de objetivos, existe una cualidad distintiva de la terapia integradora. En ocasiones, a la hora de establecerse metas terapéuticas, puede darse un contexto donde la consecución de una ralentice u obstaculice a otra. A través de este “modelo pluritécnico” se considera abordar diversos objetivos de manera paralela. Existiendo varios focos de intervención, se elimina este inconveniente entre ambos objetivos alcanzando el éxito terapéutico con mayor ambición.

Caracteristicas propias de la óptica integradora

Otro de los beneficios que supone esta propuesta radica en una adecuación incondicional hacia la persona que recibe la terapia. Como ya se ha expuesto con anterioridad, son las características propias tanto personales como contextuales de este o esta paciente las que guían el estilo de la psicoterapia.

El cuarto punto a favor de la escuela integradora arraiga en su compatibilidad con las nuevas demandas y necesidades que surgen conforme cambia el contexto sociocultural. Hoy en día, el entorno se presenta cada vez más complejo creando nuevos frentes y necesidades clínicas. Mientras que otras teorías puedan permanecer en un ámbito más restrictivo, la integración permite hacer uso de varios enfoques a la hora de abordar un caso clínico. Al fin y al cabo,

En última instancia, cabría destacar una importante implicación que influye en la figura del o la terapeuta. Esta aplicación práctica puede llegar a influir de forma positiva en el crecimiento personal del profesional siendo una metodología que promueve a la flexibilidad y creatividad dentro del proceso terapéutico.

¿Qué herramientas o técnicas emplea?

Si se recoge toda la información hasta ahora, resulta evidente afirmar que las herramientas o estrategias aplicadas a través de este modelo van a depender de los enfoques elegidos a la hora de llevar a cabo el proceso terapéutico. En esta línea, cabría subrayar dentro de esta forma de tratamiento la necesidad de llevar a cabo una fase de evaluación psicológica muy delicada y minuciosa.

Como se ha descrito, es en función de la historia que traiga el paciente que se prioriza el uso de una estrategia u otra. Para ello, se ha de desglosar y delimitar la problemática, concretando las causas y los aspectos que la acompañan y mantienen. Asimismo, se han de establecer los factores de riesgo y de protección junto al elemento más urgente o de mayor interés a abordar.

Rivera (1990) argumenta que la psicoterapia individual se describe dentro de cuatro fases comunes entre todas las orientaciones: compromiso, proceso, cambio y terminación. Sin importar la corriente de la que se esté haciendo uso, dichos principios han de cumplirse para lograr una actuación eficiente sopesando los contenidos específicos de cada una.

Erskine (1997) describe tres pasos a seguir dentro de la psicoterapia integradora: indagación, sintonía e implicación. Este último incluye reconocimiento, validación, normalización, presencia, potencia, permiso y protección terapéutica.

Asimismo, la figura profesional poseerá un papel fundamental ya que, deberá asegurar que la o el paciente que recibe la terapia posee la capacidad de amoldarse al estilo de intervención escogido valorando sus características personales y contextuales.

Cierto es que se pueden establecer elementos comunes a la hora de llevar a cabo un tratamiento clínico. Entre ellos, la configuración de un ambiente de confianza, una alianza terapéutica positiva o la percepción de red de apoyo por parte del o la paciente. Asimismo, un fomento de empatía, escucha activa y actitud cálida en un contexto seguro dentro de sesión.

¿Tiene riesgos la psicoterapia integradora? ¿Cuáles?

Muchas de las críticas dentro de la psicoterapia integradora se encuentran dentro de un planteamiento muy teórico que argumenta una invalidación de importantes contribuciones científicas. Diferentes autores y autoras consideran que, al combinar diversos fundamentos entre sí, se puede llegar a simplificar grandes e históricas aportaciones de la psicología clínica. No es lo mismo servirse de una corriente psicológica en su totalidad que hacer uso de aquella parte considerada provechosa para un caso concreto.

Este argumento se proporciona desde una perspectiva critica que relaciona la integración con la minusvaloración de las diferentes teorías existentes. No obstante, se plantea un cambio de foco hacia una conclusión más beneficiosa. Si el fin último de la psicoterapia consiste en cumplir con los objetivos establecidos entre terapeuta y paciente, puede que desde el punto de vista más pragmático esta “simplificación de teorías” sea suficiente y no usar la totalidad de las mismas no tenga por qué vincularse a un aspecto negativo.

Actualmente, se habla sobre eclecticismo técnico en referencia a esta adecuación de la terapia a las necesidades del o la paciente. Dicho concepto se aleja del camino que pretende unificar escuelas desde un punto de vista tan teórico. La cuestión será seleccionar en cada momento la técnica concreta y aplicarla de la manera correcta en función de las demandas y el motivo de consulta individual de cada persona, siempre siguiendo un orden y un protocolo establecido.

¿Qué duración tiene?

Por lo general, las duraciones de las intervenciones psicologicas van a depender de múltiples factores, más concretamente, de cada caso específico que se este tratando. Nuevamente y teniendo en cuenta que dentro de la psicoterapia integradora el estilo de intervención queda abierto a adoptar diferentes estrategias y herramientas dentro de un mismo proceso clínico, la duración resulta todavía más variable.

Además, esta temporalidad también se ve influida por el tipo de problemática. Si se toma el ejemplo de un caso de trastornos del estado anímico, el tratamiento puede demorar más que un caso sobre problema de conducta. Existen ciertas dificultades que implican un abordaje que incluyan aspectos conductuales pero tambien que incluyan afectivos, sociales, cognitivos y fisiológicos. No obstante, también habrá que tener en cuenta las particularidades de cada paciente, su adecuación a la terapia, expectativas y avances.

Cierto es que, al estar considerando las diversas aportaciones teóricas, cada una con sus herramientas propias, se podría suponer un proceso más largo del que existiría si solo se tomara un enfoque terapéutico.

¿Es eficaz la psicoterapia integradora? ¿Qué evidencia existe al respecto?

Como se ha indicado al inicio del artículo, los factores que favorecen el éxito terapéutico se refieren en mayor proporción a aspectos comunes entres diversas técnicas y corrientes que a elementos específicos de alguna concreta. En consecuencia, no se puede confirmar un modelo distintivo que asegure mayor eficacia en las intervenciones. Así, se estima esta propuesta como una terapia que pueda recoger lo mejor de cada enfoque.

A modo de conclusión, la psicoterapia integrativa unifica dos aspectos importantes a la hora de garantizar una eficacia clínica. Por un lado, la imperante consideración que se atribuye al vínculo terapeuta-paciente y por otro, la contribución de diversas ramas psicológicas que proporcionan un amplio abanico de posibilidades a la hora de abordar una problemática psicológica. Si no existe un modelo que sobresalga frente a otro, ha de ser este enfoque unificador y flexible el que abarque mayor terreno y éxito clínico.

Bibliografía

Castro, A. (2003). ¿Son eficaces las psicoterapias psicológicas? Psicodebate. Psicología, Cultura y Sociedad.

Erskine, R. (1997). Theories and methods of an integrative transactional analysis. A Volume of Selected Articles.

Mirapeix, C. (1992). La Psicoterapia Integradora, un nuevo modelo de intervención. Natura Medicatrix, 3(31), 32-36.

Mirapeix, C. y de Rivera, L. (Febrero-Marzo 2010). Revisión histórica de los modelos integradores en psicoterapia. 11º Congreso Virtual de Psiquiatría. www.interpsiquis.com

Rosado, M. (2007). El enfoque integrativo en psicoterapia. Psicología y Educación, 1(2), 42-50.

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