¿Qué es la eyaculación precoz?

La eyaculación precoz es una disfunción sexual que se define, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM-5), como un patrón persistente o recurrente de eyaculación que ocurre durante la actividad sexual en pareja, más en concreto en el minuto siguiente a la penetración y antes de que el individuo lo desee.

Dicha eyaculación prematura tiene que haberse dado durante mínimo seis meses, en todos o casi todos los encuentros sexuales (entre el 75% y el 100% de las veces).

Ésta debe generar un malestar significativo en la vida de la persona; además, no puede ser atribuida a un trastorno mental no sexual, factores estresantes individuales o de pareja, y/o a efectos de una sustancia o condición médica.

Rapidez eyaculatoria e insatisfacción sexual

¿Cuáles son los síntomas principales de la eyaculación precoz?

La Sociedad Internacional de Medicina Sexual (ISSM) propone tres síntomas para la eyaculación precoz:

  1. El tiempo que transcurre después de la penetración es de un minuto o menos.
  2. Incapacidad de prolongar la eyaculación y de darse cuenta de las sensaciones previas a ésta.
  3. Experimentar angustia (distress) o consecuencias negativas en plano personal, de pareja o ambos.

Eyaculación y orgasmo… ¿es lo mismo?

En ocasiones, las personas creen que el orgasmo y la eyaculación significan lo mismo. No obstante, esto dista mucho de lo que en realidad son y suponen.

La eyaculación se define como una respuesta fisiológica y objetiva; de lo contrario, el orgasmo es una respuesta psicofísica global que provoca una sensación subjetiva.

Además, la eyaculación cuenta con el reflejo eyaculatorio, el cual está dividido en dos fases:

  1. Fase I o emisión: precipitación del líquido seminal a partir de los conductos de eyaculación de la uretra prostática (porción de la uretra que pasa a través de la próstata).
  2. Fase II o eyaculación: expulsión del semen desde la uretra prostática hasta el  meato uretral (parte final de la uretra).

¿Qué se sabe de su epidemiología?

La eyaculación precoz, junto con la disfunción eréctil, es una de las disfunciones sexuales masculinas más comunes en edades comprendidas entre los 20 y los 40 años de edad, con una afectación de entre el 20% y el 30% de los hombres.

No obstante, se destaca que su pronóstico será más favorable en función de la rapidez con la que la persona acuda a consulta.

¿A qué se debe la eyaculación precoz?

La causa de la eyaculación precoz todavía es desconocida. No obstante, las hipótesis principales apuntan a que la etiología de esta disfunción podría ser tanto orgánica/biogénica como psicológica/psicogénica.

El hecho de que conocer su causa sea todavía un reto, y que los pacientes no suelen hablar de ello por diversos motivos (entre ellos, la vergüenza),  la eyaculación retardada suele estar mal diagnosticada (e incluso infradiagnosticada) y, por lo tanto, mal tratada.

A continuación se desarrolla en los siguientes puntos de una forma más concreta su posible etiología.

Causas orgánicas o biogénicas de la eyaculación precoz

Las motivos orgánicos que podrían estar detrás de la eyaculación retardada son varios, siendo ejemplos los siguientes:

  1. Infecciones urinarias.
  2. Diabetes mellitus.
  3. Prostatitis.
  4. Polineuropatías.
  5. Trastornos neurológicos degenerativos (ej. Enfermedad de Alzheimer, Parkinson, Esclerosis múltiple, etc).

Adicionalmente, algunos estudios han encontrado relación entre la eyaculación precoz y los bajos niveles de magnesio en el semen, la hipersensibilidad del glande, la infección por Chlamydia Trachomatis, y algunos neurotransmisores (ej. Serotonina, oxitocina).

Causas psicológicas o psicógenas de la eyaculación precoz

Kolodny, Masters y Johnson han señalado que haber estado expuesto a aprendizajes inadecuados y a primeras experiencias sexuales estresantes pueden ser una de las causas psicológicas principales de esta disfunción sexual.

Según las teorías conductuales, la ansiedad está estrechamente relacionada con la eyaculación prematura ya que genera una sobreproducción de neurotransmisores de adrenalina y noradrenalina, provocando que se eyacule más rápido.

Cabe destacar que la relación entre la ansiedad y la eyaculación precoz puede provocar un “círculo vicioso”. Esto es:

  1. La eyaculación está mediada por el sistema nervioso simpático, el cual también se activa ante situaciones de ansiedad, angustia o estrés.
  2. Al compartir del mismo tipo de sistema nervioso, la persona experimentará sensaciones fisiológicas parecidas a la ansiedad.
  3. Por puro condicionamiento clásico (estímulo-respuesta), la persona reacciona con ansiedad (respuesta) cuando está experimentando esas situaciones (estímulo) y, por lo tanto, la eyaculación se torna prematura.     

¿Existen diferentes tipos de eyaculación precoz?

Es importante mencionar que esta disfunción cuenta con una serie de especificadores sobre la naturaleza y la gravedad del trastorno que ayuda al clínico a estrechar y especificar la clasificación.

Clasificación según su inicio

Con el fin de poder establecer el inicio de la disfunción, el DSM-5 propone la siguiente clasificación:

  1. Si es de por vida:
    • La disfunción existe desde que la persona alcanzó la madurez sexual.
    • Como ejemplos se destaca que su etiología puede ser neurológica, psicológica o debida a un déficit en las habilidades psicosexuales.
  2. Si es adquirido:
    • La disfunción existe tras un tiempo de actividad sexual aparentemente normal.
    • Puede haber sido adquirido por enfermedades y lesiones físicas, por el efecto secundario de un fármaco, por distress psicológico o por problemas en la relación.  

Clasificación según su contexto

Con el fin de poder establecer en qué contextos aparece la disfunción, el DSM-5 propone la siguiente clasificación:

  1. Generalizado: la disfunción no está limitada a estimulaciones, parejas o momentos específicos.
  2. Situacional: la disfunción está limitada a estimulaciones, parejas o momentos específicos.

Clasificación según su gravedad

Con el fin de poder establecer la gravedad de la disfunción, el DSM-5 propone la siguiente clasificación:

Eyaculación precoz grave
  1. Leve: existe evidencia de malestar significativo, pero tenue. La eyaculación se da entre los 30 y 60 segundos tras la penetración.
  2. Moderado: existe evidencia de malestar moderado en relación con los síntomas presentados. La eyaculación ocurre entre los 15 y 30 segundos tras la penetración.
  3. Grave: existe evidencia de malestar extremo con respecto a los síntomas. La eyaculación ocurre en el inicio de la penetración o en los siguientes 15 segundos a ésta.

¿Cómo se evalúa la eyaculación precoz?

Para poder evaluar con certeza y establecer el diagnóstico de la eyaculación precoz, es necesario contar con los siguientes pasos:

  1. Establecimiento de la historia clínica.
  2. Realización de pruebas complementarias.
  3. Utilización de cuestionarios.

Establecimiento de la historia clínica del paciente

Para poder realizar el diagnóstico de la eyaculación precoz es necesario construir la historia clínica, tanto médica como sexual, del paciente.

Se destaca que el parámetro más importante es el tiempo que transcurre hasta que se produce la eyaculación.

Se deben conocer los antecedentes del problema, así como los detalles del mismo y cuál es la situación actual del paciente tanto a nivel individual como de pareja.

De manera más concreta, se necesita:

  • Conocer cuándo y dónde ocurre la eyaculación.
  • Conocer si la eyaculación espontánea viene acompañada (o no) de pensamientos sexuales o de situaciones de carácter no sexual.
  • Conocer si logra controlar la eyaculación durante la masturbación o también es precoz.
  • Conocer si ha pasado un periodo de abstinencia sexual (hay que prestar especial atención a los factores propiciados por la cultura o la religión).
  • Conocer si, a parte de la eyaculación prematura, existe otro trastorno comórbido (ej. Disfunción eréctil).

Realización de pruebas complementarias

Cuando se está examinando a la persona por eyaculación precoz es necesario realizar un examen físico para conocer si hay alteraciones encubiertas asociadas a ésta u otra disfunción.

Se destaca que este tipo de exploración está especialmente indicada cuando la eyaculación precoz se clasifica como adquirida.

Algunas de las pruebas complementarias indispensables son:

  1. Realización de exámenes de glicemia y parcial de la orina.
  2. Realización de pruebas neurofisiológicas (aunque hay algunas que todavía no están completamente establecidas).

Lo ideal sería derivación a urología para que el médico especializado recomiende las pruebas oportunas.

Utilización de cuestionarios

Existen diversos cuestionarios de evaluación psicológica que son de utilidad tanto para el diagnóstico y  la caracterización de la eyaculación prematura, como para la evaluación de la respuesta al tratamiento.

Algunos de estos cuestionarios son:

  1. Premature Ejaculation Profile (PEP) de Patrick et al. (2009).
  2. Index of Premature Ejaculation (IPE) de Althof et al. (1977).
  3. Male Sexual Health Questionnaire Ejaculatory Dysfunction (MSHQ-EjD) de Rosen (2004).
  4. Premature Ejaculation Diagnostic Tool (PEDT) de Symonds et al. (2005).
  5. Arabic Index of Premature Ejaculation (AIPE) de Arafa y Shamloul (2007).
  6. Ability of Ejaculation Control (AEC) de Kaynar et al. (s.f).
  7. Index of Ejaculatory Control (IEC).
  8. Escala de Satisfacción Sexual (GRISS) de Rust y Golombock (1986).
  9. Escala de Impresión Clínica Global del Cambio (CGIC) de Montgomery y Asberg (1979). *Sirve para evaluar la respuesta al tratamiento.

Se destaca que el PEDT y el AIPE, son los cuestionarios por excelencia ya que están validados al servir con gran exactitud para la detección de la eyaculación precoz; además, pueden identificar a los pacientes que la padecen de los que no.  

¿Cuál es el tratamiento para la eyaculación precoz?

Tratamiento farmacológico

Los tratamientos farmacológicos generalmente se dispensan con el objetivo de modificar los neurotransmisores y receptores que están implicados en el control de la eyaculación (ej. Serotonina, dopamina, oxitocina, norepinefrina, GABA…).

El tratamiento farmacológico por excelencia para las disfunciones sexuales es el tratamiento con antidepresivos, más concretamente con los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS).

Tratamiento psicológico

Los tratamientos psicológicos mayormente empleados para tratar la eyaculación precoz son los que combinan e integran las técnicas conductuales y cognitivas. Por lo tanto, el tipo de terapia más utilizada es la cognitivo-conductual.

La terapia sexual destaca por evaluar e intervenir desde un enfoque holístico con el objetivo de que los hombres lleguen a controlar la eyaculación y mantener estos resultados a largo plazo.

Por lo tanto, no suele tener efectos secundarios (como sí ocurre con los tratamientos farmacológicos) y el tratamiento no es doloroso.

Algunos de los objetivos que se intentan conseguir son:

  1. Entrenamiento en relajación fisiológica (ej. Entrenamiento autógeno de Schultz, relajación muscular progresiva de Jacobson).
  2. Autosensibilización corporal (ej. Focalización sensorial).
  3. Aprendizaje del control eyaculatorio (ej. Autofocalización, técnicas de aprendizaje o reaprendizaje del control eyaculatorio, técnica de parada y arranque (Stop-Start), técnica de compresión o apretón, ejercicios de Kegel, técnica de compresión de la base del pene en el perineo).
  4. Disminución de la ansiedad (ej. Reestructuración cognitiva, respiración diafragmática, técnicas de exposición, desensibilización sistemática).
  5. Mejora de la autoestima (ej. Manejo del autoconcepto).

Tratamiento combinado

Los resultados derivados de múltiples estudios establecen que la opción más adecuada -y la que mejores resultados proporciona- para tratar la eyaculación precoz es un tratamiento psicológico y farmacológico conjunto para que la persona mejore su calidad de vida tanto individual como en pareja. En este sentido, cabe destacar la importancia de la sexología como disciplina específica de la psicología para el abordaje de este tipo de problemáticas.

Referencias bibliográficas

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