¿Cómo puedo ayudar a mis hijos con su miedo?

 

Tal y como le ocurre a Lu, nuestro miedo se va haciendo más grande cuánto más huimos de él y cuánto más lo evitamos. Muchas veces, a los padres y madres, nos da miedo hablar de los miedos de nuestros hijos (de sus monstruos) porque creemos que de esta forma nuestros peques van a pasarlo peor. Puede que nuestro impulso natural sea mirar debajo de la cama para enseñarle que no hay ningún monstruo o decirle que no pasa nada, que no hay ningún peligro. Desde nuestro punto de vista racional, esto tiene todo el sentido del mundo: “Si algo me da miedo, y me demuestran que no existe, mi miedo desaparece”.

La clave aquí es que el miedo es una emoción. Y las emociones no siguen la lógica racional. Sería como esperar que haya gravedad en la luna. Para poder movernos en la luna, tenemos que comprender las leyes físicas de este satélite. Para ayudar a nuestros hijos en sus emociones, tenemos que comprender que función cumplen.

El miedo nos protege.

Una vez que esto lo tenemos claro, la pregunta que tenemos que hacernos es ¿cómo se va a sentir nuestro hijo protegido? Podríamos pensar que se va a sentir protegido si comprobamos que no hay nada debajo de la cama. Pero si eso no le llega, ¿qué otras cosas podemos hacer como padres y madres?

Hay varias cosas más que podéis hacer:

Hablar de lo que le da miedo. Con genuina curiosidad. Como si fuerais unos investigadores y trataseis de comprender que es lo que ocurre en la cabeza (y en el corazón) de vuestro pequeñín.

Dibujar qué le da miedo. Muchos niños, especialmente si son pequeños, no son capaces de sacar con palabras aquello que temen, y mediante la expresión artística pueden expresarse mucho mejor. El dibujo, la plastilina o cualquier otra cosa que se le/os ocurra, puede servir para dejar de huir del miedo, y ponerles cara y nombre a los monstruos.

Inventad un amuleto que os proteja. Una vez que lo hemos dibujado y dado forma, podemos crear una historia e inventarnos algo que venza al monstruo. Puede ser un amuleto, algo que nos defienda o que nos haga más fuertes.

 

A modo de resumen, para ayudar a nuestros hijos con sus miedos tenemos que acercarnos a ellos, con amor y respeto, queriendo entenderles. Validando su malestar, porque el miedo no es fingido, por muy ridículo que nos pueda llegar a parecer. Nuestro peque está necesitando algo de nosotros: protección y nosotros no estamos sabiendo hacérsela llegar.

La entrada El camino de Lu se publicó primero en La Puerta Azul · Centro de psicología en Alcorcón.

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