El bruxismo se caracteriza por una intensa actividad a nivel musculo-mandibular donde las personas tienden a apretar, rechinar o incluso crujir los dientes de manera repetitiva. Se trata de una afección física, pero que muchas veces está estrechamente vinculada a factores psicológicos, hasta el punto de que en ocasiones se ha relacionado con los denominados trastornos psicosomáticos.

El sistema estomatognático

El sistema estomatognático representa la conjunción o el eje cráneo-cérvico-facial dentro del organismo. Esta estructura posee dos responsabilidades relevantes, una a nivel funcional y la otra, a nivel parafuncional. El primer grupo de tareas tienen lugar de una manera más directa y consciente: la masticación, la deglución, la respiración o la degustación. En cambio, las actividades parafuncionales serían aquellas más inconscientes, relacionadas con conducta repetitivas a nivel musculo-mandibular.

El bruxismo se ubica dentro de este segundo grupo parafuncional descrito como una serie de movimientos de masticación constantes e involuntarios. Esta actividad de las mandíbulas tiene lugar sin ningún tipo de fin u objetivo normo-típico o relacionado con la masticación ordinaria como sería el momento de la comida.

A qué se debe el bruxismo

La etiología del bruxismo continúa siendo motivo de debate científico, no obstante, en la actualidad se diferencian dos tipos de factores que promueven su aparición. Por un lado, se se encuentran los factores periféricos o morfológicos, por otro, los factores centrales o psicológicos e incluso, ciertos autores y autoras reconocen un tercer grupo definido por combinación de ambos factores.

Factores periféricos o morfológicos:

Los factores morfológicos se encuentran relacionados con alteraciones dentro del eje cráneo-cérvico-facial. En consecuencia, se producen respuestas a nivel muscular de tipo secundario, involuntarias y fuera de lo ordinario.  

Factores centrales o psicológicos:

Los factores psicológicos se vinculan con el comúnmente denominado “estrés” aunque, su espectro abarca tambien estados de ansiedad, angustia, hostilidad, fobia, depresión en incluso psicosis y paranoias.

De esta manera, cuando se especifica un diagnostico de bruxismo, los y las profesionales han de explorar posibles orígenes psicológicos, teniendo en cuenta que por mucho que se intervenga a nivel anatómico, las respuestas perduran en el tiempo si no se atiende a los aspectos mentales.

Resulta frecuente encontrar una alta actividad de bruxismo ante tareas que promueven o conllevan agresividad, la falta de concentración y atención, autoexigencia, así como, en perfiles con tendencia neurótica, perfeccionista o antisocial.

Por otro lado, las causas del bruxismo también quedan asociadas al consumo de fármacos dopaminérgicos, noradrenérgicos, antidepresivos, serotoninérgicos, GABAérgicos y psicotrópicos (cafeína, nicotina, alcohol y éxtasis).  De alguna forma, este tipo de sustancias no dejan de contribuir a la hiperactivación del sistema nervioso.

Sintomatología del bruxismo

Síntomas somáticos

  • Desgaste o deformación de dientes
  • Carillas dentales
  • Maloclusiones dentales
  • Zumbido de oídos
  • Sensibilidad dental
  • Dolores musculares
  • Cefaleas o jaquecas

Síntomas psíquicos

Tipos de bruxismo

Tomando como base de referencia los ritmos circadianos, el bruxismo puede subdividirse en dos grupos: el bruxismo en vigilia y el bruxismo del sueño.

Bruxismo en vigilia

Este primer tipo se relaciona con problemas psicosociales que conllevan una acumulación de sensaciones como el estrés o la angustia, siendo esta actividad muscular la forma de liberar este malestar. Asimismo, se vincula con conductas más concretas del día a día que requieren una implicación o esfuerzo momentáneo y promueven este mismo movimiento inconsciente.

Bruxismo del sueño

Esta segunda categoría se considera la función más importante del sistema estomatognático, siempre que la intensidad de las fuerzas no sobrepase esta función de sanar y regular las emociones acumuladas. Si esto ocurre, es decir, la intensidad descrita supera la función orgánica y adaptativa del músculo, el bruxismo puede llevar a la pérdida extensa de tejido dental, fracturas dentales, hipersensibilidad dental, dolor en la musculatura orofacial, disfunción masticatoria u otro tipo de problemas.

Tratamiento del bruxismo

Como se ha expuesto anteriormente, las causas que conllevan un diagnóstico de bruxismo son de índole tanto física como psicológica. Es así que, se propone un estilo de intervención multidisciplinar:

Fonoaudiología

Durante esta actividad mandibular, la articulación temporo-mandibular está siendo sobrecargada, por lo que, parte de la motricidad muscular vinculada al habla se ve afectada. Concretamente, los músculos de la laringe y los espacios neuromusculares, cuya función se relaciona con el habla, son dañados. Los tratamientos de fisioterapia son los más recomendados para la distensión de la musculatura implicada.

Odontología

Con el objetivo de solventar los síntomas más físicos y morfológicos del bruxismo, se peuden llevar a cabo tratamientos como:

Férulas y protectores bucales: diseñados para mantener los dientes separados contribuyendo a que este apretamiento o rechinamiento muscular no tenga cabida. Su material es de acrílico duro o de materiales blandos ya que, han de amoldarse a la dentadura superior e inferior.

Corrección dental: esta opción se ofrece ante casos más graves, cuando el daño ha provocado una incapacidad para la masticación funcional y se requiere una modificación dental. El o la profesional debe remodelar las superficies de masticación o colocar coronas para reparar el daño. Es importante acotar que el tratamiento odontológico, pese a que corrigen el desgaste de los dientes, dado que, no detienen el bruxismo de manera general.

Psicología

Retomando esta ultima idea sobre la intervención odontológica, cabe subrayar, la importancia de esta última disciplina en el tratamiento del bruxismo. El trabajo psicológico irá de la mano de lo ya descrito anteriormente, sin embargo, es el único que ataca directamente las causas y no la sintomatología de esta problemática.

En muchas ocasiones, las manifestaciones de estas alteraciones a nivel musculo-mandibular están reflejando un problema psicológico de índole ansiosa o depresiva. De esta forma, ante los casos de bruxismo se han de identificar de forma minuciosa los contextos, antecedentes y circunstancias a nivel psicológico de las y los pacientes, a través de un proceso completo de evaluación psicológica.

Resulta frecuente encontrar pacientes con historias de ansiedad o depresión o incluso con problemáticas de tipo social.

Por otro lado, y de forma genérica, se recomiendo atender al estilo de vida de las personas. Más concretamente y con vistas a prevenir un empeoramiento de los síntomas o, si no existe diagnóstico, prevenir su aparición, se propone:

  • Visitar al dentista, mínimo una vez al año.
  • En casos de síntomas relacionados con la ansiedad o la depresión, trabajar su regulación mediante atención psicológica.
  • Evitar o disminuir estimulantes como la cafeína, el tabaco o el alcohol.

Bibliografía

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