¿Qué es la disfunción orgásmica femenina?
La disfunción orgásmica femenina es un tipo de disfunción sexual que se define como la ausencia o retraso en la fase de orgasmo dentro de la respuesta sexual femenina. Para poder realizar un diagnóstico clínico, dicha problemática ha de cumplir uno de estos dos criterios:
- Una ausencia o retraso de la sensación orgásmica frecuente en el tiempo.
- Una elevada intensidad de la ausencia o retraso de la sensación orgásmica.
Por otro lado, esta alteración conlleva un malestar generalizado que afecta a las relaciones tanto sociales como sexuales. La disfunción orgásmica femenina se dará cuando no existan otros factores que estén generando y manteniendo estos efectos ya descritos. Entre ellos, podemos encontrar las consecuencias de otro diagnóstico clínico o enfermedad, así como, el uso sustancias o fármacos.
Implicaciones en la respuesta sexual femenina

La respuesta sexual femenina se compone por:
- La fase de deseo
- La fase de excitación
- La fase de meseta
- La fase de orgasmo
- La fase de resolución
Como bien su nombre indica, este diagnóstico se ubica dentro de la cuarta, concretamente cuando no se resuelve de forma satisfactoria. Las mujeres logran pasar de la fase de meseta a la de orgasmo cuando la estimulación sexual es mantenida en el tiempo.
De forma más específica, la meseta se caracteriza por el aumento de la tensión muscular de forma involuntaria, de contracciones, del ritmo cardiaco y de la presión arterial. De este conjunto de activaciones surge la cuarta etapa denominada fase de orgasmo. Durante la misma, el cuerpo de la mujer toma protagonismo en su totalidad y se ve inmerso en la completa descarga de tensión acumulada en fases previas. Asimismo, el orgasmo consiste en el punto culminante de placer sexual.
De esta manera, se afirma que las mujeres que padecen una disfunción orgásmica pueden ser capaces de llevar a cabo las anteriores etapas (excitación y meseta), pero no lograr alcanzar este cuarto paso.
¿Sólo afecta a las mujeres?

Esta problemática puede atribuirse también a los hombres, no obstante, prevalece fundamentalmente entre las mujeres y tiene además algunas características propias.
Diversos estudios internacionales han estimando que un sector muy bajo dentro de la población femenina consigue experimentar orgasmos durante sus primeros encuentros sexuales. Aproximadamente, un 50% alcanza la fase orgásmica en torno al primer mes de relación y un 80% en torno al primer año.
Las mujeres poseen una amplia variabilidad en lo referente a la estimulación genital tanto en cuanto a zonas como a intensidades. De esta manera, la complejidad puede resultar, en muchos contextos, mayor que con los hombres.
Según el DSM 5, la capacidad orgásmica femenina aumenta con la edad por lo que, dentro de este sector femenino, la prevalencia es aún mayor en las más jóvenes.
Aspectos culturales
Pese a que la sociedad difumina cada vez más sus influencias machistas, aún existen numerosas manchas que hacen más arduo y entorpecen el camino hacia el disfrute y el placer sexual en las mujeres. Si nos centramos en las relaciones de pareja heterosexuales, la imposición por satisfacer al hombre afecta de manera inminente a este trastorno e incluso le niega a la mujer a tener interés o deseo sexual.

Por otro lado, la falta o escasa educación sexual conlleva y mantiene estos pensamientos machistas. Sin información de calidad, las mujeres no poseen un autoconocimiento sobre su cuerpo, sus capacidades y gustos. Así, perpetúa en el tiempo un estilo de patrones de conducta que pueden llegar a generar en las mujeres roles de sumisión e incluso la pérdida de autocontrol, aspectos que rozan ya el peligro y la alerta.
¿A qué se debe la disfunción orgásmica femenina?
De entre las causas más comunes y en base a lo explicado en el anterior apartado, se distinguen cuatro grupos.
- En primer lugar, disfunciones orgásmicas provenientes de experiencias traumáticas a nivel sexual. Este estilo de historias, entorpece o incapacita a las mujeres en sus actuales relaciones sexuales. De la misma manera, bloqueos a nivel de comunicación o malosentendidos en pareja tambien generan contextos vulnerables. Las dificultades en pareja tendrán una solución más a corto plazo que las causas traumáticas.
- En segundo lugar, haciendo referencia al desarrollo evolutivo de las mujeres, cambios biológicos tales como la menopausia. Estos sucesos suponen una gran carga y gestión a nivel emocional en la población femenina teniendo en cuenta la gran influencia hormonal que conllevan.
- En tercer lugar, las influencias culturales recaen de forma negativa sobre el papel de la mujer sumando mayor probabilidad de generar alteraciones emocionales. La sobrecarga de los roles, la devaluación de su autoconcepto y autoimagen o una baja autoestima pueden derivar diagnósticos de depresión o ansiedad. Dichas problemáticas afectivas se encuentran directamente relacionadas con las disfunciones sexuales.
- En última instancia, la desinformación sobre el sexo y la falta de educación sexual y sus implicaciones continúa siendo uno de los factores más significantes. Numerosos mitos o historias que se han mantenido de generación en generación, muchas con matices machistas, perduran en el tiempo. Dichas concepciones determinan contextos que aumentan la probabilidad de emergen una disfunción de carácter sexual en las mujeres.
Sintomatología principal
La fase orgásmica se señala como la cúspide de placer sexual, por lo que, si esta disfunción implica su ausencia, se genera automáticamente en las mujeres un importante sentimiento de frustración. Asimismo, desde el ámbito fisiológico, dicho bloqueo de la sensación orgásmica conlleva un brusco retorno al estado inicial de la respuesta sexual, pudiendo llegar a producirse irritabilidad pélvica.
La angustia y malestar asociado a la fase orgásmica en mujeres poseen un alto nivel de afección pudiendo alterar:
- Su imagen física
- Su autoestima
- Sus relaciones interpersonales
- Problemas de depresión
A largo plazo, al igual que el trastorno de la excitación sexual femenino, puede crear desinterés o apatía en las pacientes por la sensación de frustración consecuente que acabe por apagar el deseo sexual.
Tipos de la disfunción orgásmica femenina
Existen diversas formas de clasificar esta disfunción sexual. Por un lado, se dan:
- Disfunciones situacionales: cuando la problemática aparece ante un estímulo, contexto, momento o postura especifica.
- Disfunciones generalizadas: cuando la problemática aparece de forma indeterminada sin atender a una circunstancia específica.
Por otro lado, se distinguen:
- Disfunciones primarias: cuando la mujer nunca ha logrado llegar a la fase orgásmica, ni a través del acto sexual ni de la masturbación.
- Disfunciones adquiridas: cuando aparece esta problemática de forma inesperada, aún habiéndose experimentado previamente un orgasmo alguna vez.
Con respecto a esta última división, se considera que la mayoría de casos han existido siempre y no son adquiridos. Aunque cueste, si una mujer aprende a llegar al orgasmo será difícil que dicho logre se suprima. A no ser que existan circunstancias de alto peso tales como una baja o falta de comunicación sexual, problemas de pareja, traumas o enfermedades clínicas, este orgasmo debería repetirse en el tiempo. Muchas mujeres mejoran su capacidad de alcanzar el orgasmo conforme aumentan su autoconocimiento, es decir, conforme aumenta el numero de experiencias sexuales.
Tratamiento de la disfunción orgásmica femenina
En lo referente a un adecuado tratamiento de la disfunción orgásmica se propone:

- Garantizar una educación sexual de calidad, la cual, debe comprender:
- Aumentar los conocimientos acerca del mantenimiento de relaciones sexuales sanas.
- Entender las características fisiológicas y socioculturales del sexo, variantes y alteraciones.
- Especificar información acerca de las fases de excitación y orgasmo, en qué consisten, cómo se generan y diversas modalidades de llegar a ellas.
- Contribuir a un cambio de conducta que garantice el bienestar sexual de cualquier género: hombre, mujer u otro.

- Desarrollar el autoconocimiento sexual de la paciente con el fin de fomentar un mayor autodescubrimiento. Se sugiere abarcar:
- Exploración sensorial.
- Exploración contextual.
- Exploración psicológica.
- Trabajar las creencias irracionales y disfuncionales que bloquean la expresión sexual satisfactoria.
- Programas más concretos centrados en la activación y estimulación genital. En este punto se plantean modelos como el EPITEX (Educación, Permiso, Indicaciones específicas y Terapia sexual). Esta metodología especialmente usada por los sexólogos valora, además de los puntos ya tratados, técnicas sensoriales de masturbación. Al intervenir en aspectos de índole sexual, se considera abarcar este bloqueo también desde un punto de vista fisiológico.
Bibliografía
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