¿Qué es la adicción al tabaco?

La adicción al tabaco o, más específicamente a la nicotina en forma de tabaquismo, es un tipo de comportamiento disfuncional que provoca un deterioro clínicamente relevante en la vida de la persona a causa de un consumo problemático de nicotina en forma de tabaquismo.

La adicción al tabaco es considerada como la que más daño causa a la salud a nivel mundial. Ésta se encuentra dentro de las causas principales de muerte prematura y discapacidad, y puede potenciar el desarrollo de enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

¿Cuál es su epidemiología?

El consumo de nicotina en sus múltiples formas (cigarro convencional, cigarrillos electrónicos, puros, etc) arroja los siguientes datos:

  1. La adicción al tabaco conlleva medio millón de muertes al año, siendo el 10% de estas (50.000 personas) las asociadas a fumadores pasivos (fumadores expuestos al humo).
  2. Más de la mitad de los fumadores habituales fallecen debido a una enfermedad causada por el tabaquismo.
  3. Los fumadores habituales suelen ver su vida reducida en, aproximadamente, 10 años, en comparación con los no fumadores.
  4. La adicción al tabaco provoca el 87% de los fallecimientos por cáncer de pulmón, el 61% por EPOC y enfisema, y de un 33% por otros tipos de cáncer.

Además, los resultados arrojan que la prevalencia de la adicción al tabaco depende de los tipos de productos utilizados. Es decir, la prevalencia de cigarrillos convencionales es del 14%, de puros (en sus múltiples variedades) del 4%, de cigarrillos electrónicos del 3% y del 1% la relacionada con pipas de agua y cachimbas.

Cabe destacar que, para la población joven, los productos tales como cachimbas o cigarrillos electrónicos son muy atractivos y disminuyen sus percepciones de riesgo y posible adicción. Y, por último, se ha estimado que, aproximadamente, el 76% de las personas con este tipo de adicción, fuma a diario.

¿Qué síntomas conlleva la adicción al tabaco?

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM-5) establece que, para considerarse adicción al tabaco, el consumo problemático del mismo debe haberse dado durante mínimo un año con al menos dos de los siguientes síntomas:

  1. El tabaco suele consumirse en cantidades mayores o durante períodos de tiempo más prologados de lo esperable.
  2. Existe una necesidad recurrente de consumo de tabaco o de intentos fallidos por abandonar o controlar el mismo.
  3. La cantidad de tiempo invertida en el consumo de trabajo o en su necesidad de obtención es elevada.
  4. Se da un ansia o extremo deseo de consumir tabaco.
  5. Abandono o incumplimiento de tareas básicas (ej. Laborales, del hogar, etc) por consumir tabaco repetidamente.
  6. Seguir consumiendo tabaco a pesar de verse deterioradas las relaciones sociales o interpersonales como causa de dicho consumo.
  7. Reducción o eliminación de actividades sociales, laborales o familiares por consumo de tabaco.
  8. Uso del tabaco en momentos que suponen un riesgo físico.
  9. Continuación del consumo de tabaco pese a sufrir riesgos físicos o psicológicos, probablemente causados por éste.
  10. Presencia de tolerancia.
  11. Presencia del síndrome de abstinencia.

¿Cuál es el motivo de la adicción al tabaco?

Pese a que todavía no se cuenta con los suficientes datos para determinar la aparición de la adicción al tabaco, las investigaciones han concluido que sus desencadenantes son muy variados debido a la heterogeneidad de factores influyentes.

Dichos factores no explican la aparición de manera única y específica, sino que se ha concluido que su interacción provocaría de aparición de esta adicción. Los factores a los que se hace referencia son: ambientales, neuronales, conductuales y genéticos.

Como ejemplos y a modo de curiosidad, dentro de esta interacción, se ha visto la relación entre la adicción a la nicotina y eventos puntuales relevantes, tales como el tabaquismo durante el embarazo, exposición al tabaco desde la infancia, adicción por genética, etc.

Por lo tanto, al considerarse que dicha adicción presenta relación con la salud mental, se requiere de una intervención multifactorial e integradora para poder llegar a concluir de manera específica los factores que propician la adicción al tabaco.

¿Existen distintos tipos de adicción al tabaco?

La adicción al tabaco se ha explicado a través de dos enfoques, el enfoque fisiológico y el enfoque conductual. Es decir, el primero haría referencia a la propia adicción a la nicotina y, el segundo, al comportamiento de consumir.

Adicción fisiológica

Cuando una persona, sobre todo aquellas más jóvenes, comienzan a consumir nicotina en forma de tabaco aumenta el nivel de vulnerabilidad a una adicción fisiológica y al desarrollo de una dependencia.

Algunos ejemplos relevantes obtenidos a través de la investigación sobre este enfoque son:

  1. Estar expuesto al tabaco durante la adolescencia cursa con afecciones negativas duraderas para el desarrollo cerebral.
  2. El tabaco produce cambios incesantes en la estructura y funcionalidad cerebral en la infancia y adolescencia, potenciando el consumo de tabaco -y otras drogas- en la adultez.
  3. Las enfermedades mentales suelen ser comórbidas con la adicción al tabaco, trastorno de depresión mayor, trastorno bipolar, trastorno de estrés post-traumático y esquizofenia.
  4. El consumo de tabaco a edades tempranas suele precipitar el desarrollo de afecciones mentales (ej. Depresión, ansiedad y esquizofrenia).
  5. La adicción al tabaco conlleva niveles sanguíneos reducidos, sedación disminuida y aumento de las conductas suicidas.

Adicción conductual

La conducta condicionada es un marco altamente relevante ya que generalmente las personas fumadoras suelen asociar fumar con multitud de situaciones (tras las comidas, con estado de ánimos específicos, en situaciones sociales, con algún/a amigo/a, etc) ya que generalmente el placer obtenido disminuye las sensaciones o emociones negativas.

No obstante, si estas conductas se realizan de forma repetida («después de comer, fumo un cigarro) se generalizan hasta tal punto que ante la situación asociada, la persona va a tener la necesidad de fumar.

¿Qué se tiene que tener en cuenta para su diagnóstico?

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM-5), para el diagnóstico de la adicción al tabaco, además del criterio anteriormente mencionado al comienzo del artículo, se tienen que tener en cuenta una serie de especificadores.

Cuando estamos ante un caso de adicción al tabaco, se debe especificar:

  1. Si se encuentra en remisión inicial: ninguno de los síntomas mencionados se ha cumplido durante tres meses, pero sin alcanzar el año.
  2. Si se encuentra en remisión continuada: la sintomatología no ha aparecido durante un año.
  3. Si se encuentra en terapia de mantenimiento: el individuo está ingiriendo un medicamento de reemplazo de nicotina a largo mazo, como un medicamento de mantenimiento, sin cumplir con los criterios de diagnóstico para esa clase de medicamento.
  4. Si se encuentra en un entorno controlado: especificador a tener en cuenta cuando la persona está en un entorno controlado con acceso restringido al tabaco.
  5. Cuál es la gravedad de la adicción:
    • Leve: cuando hay presencia de 2-3 síntomas.
    • Moderado: cuando hay presencia de 4-5 síntomas.
    • Grave: cuando hay presencia de 6 o más síntomas.

¿Cuál es el tratamiento de la adicción al tabaco?

Debido a que las causas de la adicción al tabaco son variadas, el tratamiento de la misma debe ser holístico e integrador. Las investigaciones demuestran que ante este tipo de situaciones, la intervención debe hacerse desde dos planos, el tratamiento farmacológico y el tratamiento psicológico.

Con respecto al primero, destacan las terapias de reemplazo de nicotina (TRN) en varios grados, pudiendo utilizarse chicles, plastillas, parches, aerosoles nasales o bucales, inhaladores, etc.

Parches de tabaco

El tratamiento psicológico se realiza dentro de un enfoque relacionado con la terapia cognitivo-conductual.

De hecho, estudios mencionan que, debido a la asociación entre un hecho y el comportamiento fumador, que la reducción de la depresión, la ansiedad y el estrés, así como el manejo de los trastornos bipolares y la esquizofrenia, generan un mayor bienestar y calidad de vida.

Algunas de las técnicas que, según el criterio del psicólogo, pueden ponerse en marcha son:

  1. Privación sensorial.
  2. Entrenamiento en autocontrol (en lo relacionado con el control de los impulsos).
  3. Psicoeducación en adicciones y, de forma más específica, en el tabaquismo.
  4. Técnicas conductuales para la reducción del consumo de nicotina (ej. Realización de conductas incompatibles).
  5. Prevención de recaídas.
  6. Realización de contratos de contingencias.
  7. Técnicas aversivas (saciación, retención del humo, fumar rápidamente).
  8. Reestructuración cognitiva.

Referencias bibliográficas

American Psychological Association [APA]. (2014). Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). https://www.eafit.edu.co/ninos/reddelaspreguntas/Documents/dsm-v-guia-consulta-manual-diagnostico-estadistico-trastornos-mentales.pdf

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