Qué es la ludopatía

La adicción al juego o ludopatía es una enfermedad caracterizada por la incapacidad progresiva de resistir los impulsos y deseos de jugar apostando dinero.

El DSM-V la ubica dentro de los denominados trastornos adictivos. Concretamente, considera la ludopatía como la existencia de conductas de juego problemáticas y recurrentes que interfieren en la funcionalidad de la persona y su día a día.

Este colectivo encuentra en el juego una sensación de excitación. No obstante, este refuerzo tiene lugar únicamente si se gana el juego, experimentando estados de irritación si en cambio, se pierde. ¿Qué ocurre en ambos casos? que las personas, ya sea por seguir ganando o por demostrarse que son capaces de ganar, no cesan el juego buscando esta sensación de excitación.

Cómo afecta en la vida de las personas

Teniendo en cuenta que este deseo de jugar o apostar solo se calma una vez que se reinicia la conducta de riesgo en sí misma, este no abandono del juego acaba por ocupar gran parte de la cotidianidad de este colectivo adicto.

El juego o la apuesta pueden llevarse a cabo tanto en locales físicos y como en lugares online. Esta última versión, acerca e incita más al juego teniendo en cuenta una mayor disponibilidad. De hecho, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social afirman que la edad de inicio es cada vez más temprana debido a esta disponibilidad juego en Internet.

Los tiempos dedicados al juego junto a la cantidad de dinero invertido son cada vez mayores. Así, las redes familiares, sociales y laborales se ven amenazadas.

La mentira resulta una conducta frecuente mediante la que estas personas ocultan o evitan reconocer la adicción. Los problemas ya existentes relativos a las relaciones interpersonales, se ven, de esta manera, aumentados o agravaos.

Síntomas de la persona adicta

A nivel emocional y conductual

  • Conducta de juego ante desregulación en el estado de ánimo.
  • Apatía y/o desmotivación cuando no se lleva a cabo la conducta de juego.
  • Ansiedad, estrés o irritabilidad cuando no se lleva a cabo la conducta de juego.
  • Esfuerzos constantes de abandono sin éxito.
  • Busqueda reiterada de sustento económico para poder mantener la conducta del juego.
  • Preocupación constante y pensamientos alrededor de las apuestas y el juego (cómo obtener dinero para continuar jugando).
  • Mentiras para ocultar la conducta de juego.
  • Pérdida de redes sociales importantes: pareja, familia, amistades, empleo, carrera académica o profesional…  a causa del juego.

A nivel físico

La mayoría de los síntomas en este aspecto se vinculan al síndrome de abstinencia, presente en otras adicciones con sustancia tales como al alcohol, al tabaco o a las drogas.

  • Desajuste en los ritmos y calidad de sueño
  • Temblores y cefaleas
  • Ojos enrojecidos o pupilas dilatadas
  • Falta higiene personal
  • Pérdida nuscular
  • Desregulación alimenticia
  • Bajada de defensas

Etiología y principales causas

Las adicciones a los juegos y en general a conductas sin sustancias, suelen configurarse a través del aprendizaje. En ocasiones, esta reproducción de comportamientos proviene de los entornos más cercanos como la familia o las amistades. Sin embargo, también pueden darse modelos más externos que estas redes primarias, aunque no es tan frecuente. En un principio, el juego reconforta y se percibe como un ambiente de ocio y desahogo ante problemas personales puntuales.

Las implicaciones más grandes se dan cuando la presencia de dichas dificultades existe de forma cotidiana, de forma que mantiene día a día la conducta de búsqueda de juego como una estrategia aprendida para lidiar con estos problema o estados de ansiedad o a la tristeza consecuentes.

Asimismo, cabría destacar que la puesta en marcha de estas dinámicas de juego resulta cada vez más fácil, estando los lugares y espacios de apuesta cada vez más accesibles al público. La normalización de la enorme existencia de máquinas en bares, bingos o casinos se relaciona con una muy baja concienciación de los riesgos que estos espacios suponen. Además, otros más tradicionales como las loterías, los cupones o las apuestas deportivas han ido perdurando a lo largo de los años asociándose a ámbitos de ocio y sin exponer ninguna de sus repercusiones negativas.

Accesibilidad actual y población adolescente

Hoy en día se conocen los nocivos efectos de la ludopatía y su impacto en la funcionalidad de la vida de las personas. No obstante, no se observan extinciones de dichos contextos inductores de adicción al juego. De hecho, nos encontramos ante un fenómeno completamente contrario donde las casas de apuestas mejoran sus versiones en formatos on-line, hecho que ha producido un aumento aún mayor de la ludopatía.

La población adolescente resulta la más vulnerable en este terreno, ya que, el desarrollo del cerebro se encuentra en un punto que, además de seguir en proceso de maduración, busca de forma constante grandes estímulos. Los refuerzos derivados del juego y, en general, de las conductas adictivas enriquecen el denominado “circuito de recompensa” del cerebro. Este sistema acoge las conductas adictivas aprendiendo que si las repite el cerebro producirá placer y euforia. Teniendo en cuenta la alta disponibilidad de espacios de juego y apuestas junto a la constante búsqueda de conductas estimulante en los y las jóvenes, existe una gran oportunidad para configurar perfiles adictos.

Cómo se trata la ludopatía

Los tratamientos actuales dirigidos a los problemas de ludopatía incluyen varios terrenos: la terapia hospitalaria, la terapia cognitivo-conductual, los grupos de “Jugadores Anónimos” y la farmacoterapia.

La terapia cognitivo-conductual

La terapia cognitivo-conductual tiene por objetivo analizar los pensamientos y emociones asociados a esta conducta adictiva. Como se ha comentado, la problemática del o la paciente, normalmente va más allá del juego en sí mismo. Existen acontecimientos que están desencadenando este juego como un mecanismo de evasión, defensa o alivio ante las verdaderas dificultades de la persona. Dentro de esta corriente psicológica, se encuentran herramientas tales como:

La desensibilización imaginada

Esta técnica asume que el comportamiento de juego ha sido aprendido tras exponerse una persona a continuas situaciones en las que ha sentido alivio o euforia tras llevar a cabo un juego una apuesta. Esta estimulación ha paliado un sentimiento de malestar cuyo origen puede ser diverso: problemas familiares, relacionales, autoestima, otros trastornos…

Por ende, el cerebro aprende a solucionar estas dificultades a través del juego y en cierta manera, se acostumbra a ello, es decir, se habitúa a permanecer en estimulación constante. De forma contraria, el cerebro no tolera una situación donde no reciba esta dosis de excitación produciéndose el denominado síndrome de abstinencia.

Bajo dicha premisa, la desensibilización imaginada (variante de la desensibilización sistemática) tiene por objetivo aprender a regular las emociones desde otro lugar y no acudiendo al juego. Los pacientes van a buscar y describir situaciones típicas que desencadenan el jugar o apostar. A través de la imaginación se irán exponiendo gradualmente a dichos contextos buscando alternativas y soluciones diferentes. Asimismo, ante la posible existencia de crisis nerviosas o de ansiedad se les enseña a tranquilizarse con un método breve de relajación. Se trata de ganar recursos y herramientas lejos de lo concerniente a la ludopatía.

La exposición en vivo

Cuando las personas se encuentren preparadas (algo que habrá que concretar en la clínica y bajo la supervisión de un o una profesional) se podrá dar un paso más. En este caso hablamos de la exposición en vivo con prevención de respuesta. Aquí, el trabajo se focaliza en la prevención de recaídas y en la puesta en marcha de las alternativas que se han aprendido para regular las emociones de malestar e irritabilidad ante el “no jugar”.

Dentro de esta técnica, cabe destacar el uso de estrategias de control de estímulos de riesgo que pueden incitar a que la persona recaiga. En este grupo se encontrarían: limitar el uso del dinero del paciente, evitar el contacto entornos jugadores, firmar una hoja de autoexclusión de los casinos y bingos, cancelar las tarjetas de crédito, transferir el control del dinero a otra persona…

La reestructuración cognitiva

Esta técnica consiste en identificar y moldear aquellos pensamientos que están distorsionando el día a día de los y las pacientes ya que, con ellos, desarrollan sentimientos de malestar. Normalmente, este sesgo hace que las personas lleven un ritmo de vida disfuncional. En este caso, los y las jugadores patológicos tienden a evaluar los resultados del juego bajo el pensamiento de que de las pérdidas continuadas anuncian la llegada de una ganancia inminente. Éste, entre otros, serian una creencia de alto peso que provoca o aumenta las conductas de riesgo relacionadas con el mantenimiento del juego.

La terapia motivacional

El proceso de deshabituación dentro de una adicción ya sea con o sin sustancia, requiere de mucho refuerzo externo por parte del o la terapeuta. La terapia motivacional se centra en fomentar la autoestima en el camino de la desintoxicación, en la detección de los puntos fuertes del paciente, en la aceptación y la identidad. El fin terapéutico, en sí mismo, será que la regulación de las emociones deje de vincularse con factores externos como el juego y se encuentre en lo interno. Para ello, esta parte interna ha de estar bien cultivada y para ello, se requiere de este proceso de autoconocimiento y estimulación personal.

La terapia farmacológica

La farmacología resulta un buen aliado cuando los y las pacientes tienen un estado de ánimo deprimido o un elevado nivel de impulsividad. Los neurotransmisores asociados a la ludopatía serían la norepinefrina (búsqueda de novedades), la dopamina (sistema de recompensa) y la serotonina (la impulsividad).

En este sentido, los medicamentos usuales que actúan y regulan estos ciclos del organismo serían:

  • Antidepresivos IRSS: en la reducción del ansia a jugar.
  • Antagonistas de los opiáceos: bloqueando la euforia desencadenada tras el juego
  • Otros estabilizadores del estado de ánimo si fuera necesario más incisión en este aspecto.

Referencias

Echeburúa, E., Salaberría, K. y Cruz-Sáez, M. (2014). Nuevos retos en el tratamiento del juego patológico. Terapia Psicológica,32 (1), 31-40.

Morales-Ramírez, M., Ramírez-Aranda, J.M., Avilés-Cura, M., Garza-Elizondo, T. (2015). La ludopatía, problema de salud actual: ¿qué puede hacer el médico familiar? Atención Familiar, 22(4), 115-117.

Roa, M. (2019) ¿Qué es la ludopatía y qué consecuencias tiene? Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado. https://pnsd.sanidad.gob.es/noticiasEventos/actualidad/2019_Actualidadpublica/pdf/2019_CEAPA_Ludopatia.pdf

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