1) Lara Tolosa. 15 años. REPÚBLICA ARGENTINA

IN MEMORIAM

10 HISTORIAS DE BULLYING:

A continuación y a pedido de familiares de las víctimas, Bullying Sin Fronteras reproduce 10 historias de bullying reales que terminaron fatalmente. Todos los días unos 200 niños y adolescentes en todo el mundo pierden la vida por el bullying y el ciberbullying. El bullying y el ciberbullying son verdaderas bestias impunes y nuestros hijos, hermanos, amigos o compañeros están en peligro. Por eso, Bullying Sin Fronteras, toma el riesgo de publicar estas historias. Queremos generar conciencia, queremos ayudar a las víctimas y queremos que todos ustedes también puedan ayudarnos. No podemos seguir callando el bullying y el bullying. 

Equipo Multidisciplinario Internacional

ONG INTERNACIONAL BULLYING SIN FRONTERAS

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«Lara de 15 años se disparó con un revolver calibre 38 en plena clase de Geografía en el Colegio Nacional de La Plata y si bien dejó una esclarecedora nota suicida, el instituto público continúa negando el hecho. Sin embargo el Departamento Jurídico de Bullying Sin Fronteras presentó una denuncia ante el Juez Federal, Ernesto Kreplak, para que investigue la responsabilidad de los docentes, directivos y alumnos del instituto en la muerte de la chica«, dijo el Dr. Javier Miglino, Director Mundial de Bullying Sin Fronteras.

La nota suicida de Lara:

CHAU MIERDAS DEJO UN JUEGO EN LA MOCHILA EL Q LO.ENCUENTRE SE LO QUEDA”.

«A partir del encuentro con médicos especialistas en psiquiatría y expertos en psicología juvenil que colaboran ad-honorem con Bullying Sin Fronteras pudimos establecer que el suicidio de Lara obedece a una continua y sistemática situación de bullying. No solo ex vox populi en el Colegio Nacional de La Plata, el acoso escolar que padecía la joven sino que el hecho de haberse disparado en su propia clase ante la presencia de compañeros y de algunos presuntos acosadores más la nota suicida en la que se despide de ‘esas mierdas’, da por acreditado que el sufrimiento llegó a un punto en que se hizo insoportable y por eso Lara optó por quitarse la vida», dijo Miglino.

Cómo había llegado Lara al Colegio Nacional de La Plata:

Lara Tolosa había ingresado al establecimiento hace dos años. Los niveles educativos previos los hizo en la escuela Italiana de La Plata. 

El dramático episodio ocurrió en la primera hora de clases. Según se reconstruyó en el expediente, a las 7.50 sonó la alarma del celular de la joven. La profesora de Geografía que estaba de espaldas a la clase, giró para pedir que apagaran el aparato. Pero se encontró con una escena de espanto: Lara sacó un revolver de la mochila y se disparó en la boca. Los médicos confirmaron que el proyectil atravesó el parietal derecho. Entre sus objetos la estudiante dejó un mensaje:

Chau mierdas. Dejo un juego en la mochila, el que lo encuentre se lo queda”, escribió.

CRISTOPHER TIRADO. 18 AÑOS. CHILE.

IN MEMORIAM

A los 18 años Cristopher se suicidó. Después de sufrir una agresión por otro estudiante y perder la vista en su ojo izquierdo, sus últimos días fueron una tormenta. 

El Colegio Santa Teresa, en donde estudió durante 14 años, sólo hizo una misa en su nombre. De responsabilidades previas se desligó por completo. Ahora su madre y otros apoderados denuncian que la institución católica es un foco de bullying y desprotección. Y acusan que sólo les importa su prestigio, el que cada día se ve más empañado por acciones legales en su contra.

El Colegio Santa Teresa de Santiago de Chile es confesional católico: todas las mañanas rezan 15 minutos antes de iniciar las clases. Está vinculado a la Compañía de Santa Teresa de Jesús, de quien recibe su “inspiración pedagógica y evangelizadora”. Según su página web, tienen cerca de 1.100 alumnos matriculados: desde el parvulario hasta la media. La educación teresiana -como se definen- implementa los valores de la verdad, fortaleza y solidaridad “como consecuencia por el respeto y la promoción de la dignidad humana”.

El poema que escribió Cristopher a modo de despedida:

Solo me queda recordar con tristeza

que la felicidad no la genera la riqueza.

De nuevo es medianoche y empieza, 

mis delirios de acabar con todo

Pero no tengo el valor de dispararme en la cabeza.

Despierto cada día con más ganas de morir, 

lo único que me calma es ver la naturaleza.

Otra noche lleno de soledad y tristeza. 

Otra medianoche borracho en mi pieza. 

Un nuevo día que me despierto muerto de la cabeza. 

Estar solo en esta gran casa solo me causa tristeza.

Cristopher Tirado

IN MEMORIAM

La agresión a Cristopher y sus consecuencias finales:

Ese martes 25, cuando Cristopher salió de clases con su grupo de amigos, vio que otros estudiantes del Liceo Domingo Ortiz de Rozas estaban ahí. Intentaron evitar problemas así que siguieron caminando. Empezaron a molestarlos y unos metros más allá apareció Pedro -también alumno del Liceo Domingo- y empujó a Cristopher. Después de pegarle cinco trompadas en la cara, de ver que no se defendía, se detuvo al ver que le sangraba el ojo. Luego desapareció.

Como pudo llamó a su mamá y cuando llegó, Andrea lo vio tirado en el suelo, con la ropa cubierta de sangre y el ojo hinchado. Preguntó quién fue y los otros niños respondieron que no lo conocían. Cristopher tampoco quiso decir su nombre, aunque siempre lo supo. Cruzaron la plaza e interpusieron una denuncia en Carabineros.

—En eso me dice “mamá, me siento mal. Quiero vomitar” —recuerda Andrea. Y vomitó, pero sangre.

Lo trasladó a Urgencias. El doctor que lo atendió le abrió el ojo, le hizo un escáner y lo derivó inmediatamente hasta el Hospital del Salvador en Santiago. Su certificado médico dice que tuvo un trauma ocular grave en el ojo izquierdo y una conmoción retiniana. En simple, a los 18 años Cristopher perdió casi la totalidad de la visión de un ojo.

Con el problema visual los viajes a Santiago se hicieron semanales. Alcanzó a tener dos operaciones donde le pusieron un implante para sostener la órbita. La situación se estaba volviendo insostenible para Andrea, la mamá.

Las crisis de angustia de Cristopher cada vez eran más seguidas. Y peores. Antes de finalizar tercero medio, el 3 de noviembre de 2022, Andrea presentó un certificado al colegio del Centro de Salud Mental Integral (Ceapsi) que diagnosticaba un episodio depresivo mayor. “Anhedonia y labilidad emocional secundaria a asistencia escolar. Es por eso que Cristopher ha presentado baja en rendimiento y frecuentes inasistencias”, decía el documento. Recomendaban apoyo psicopedagogo, disminuir la carga académica y darle trabajos escritos.

En cuanto a su ojo, era poco lo que se podía hacer, pero de todas formas programaron una tercera operación.

—Se empezó a cuestionar que por qué a él le pasaban estas cosas —rememora Andrea— Después cuando estábamos en Santiago y le dijeron que tenía que operarse, él se puso a llorar. Ahí se descompensó y me dijo: “Mamá, yo no quiero. Yo no quiero operarme”.

Once días tras la golpiza- llegó a Urgencias del Cesfam Urbano. Su hoja clínica dice que presentaba crisis de pánico: “Refiere sentirse triste, desesperanza, irritabilidad, frustración, ansiedad y agitación”. 

Tiempo después Cristopher se quitó la vida.

Nota en desarrollo.

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