En la actualidad, donde el trabajo consume casi todo el tiempo de los padres, estos no suelen manejar el mismo de forma adecuada con sus hijos, de modo que dan prioridad a otorgarle cosas materiales que compartir con ellos momentos de calidad, trayendo consecuencias tanto a la dinámica familiar como al comportamiento futuro de los niños, volviéndolos consumistas, superficiales y sin empatia, proliferando en ellos actitudes de niños bullie en su entorno escolar y social.

Una forma de originar eso es con el síndrome del niño hiperregalado

Esto se basa en comportamientos oposicionistas y caprichosos de los hijos para con sus padres, los cuales han aprendido que la única forma de llamar su atención es comportándose negativamente y que las muestras de amor se miden por la cantidad de cosas que estos les obsequian. De manera que, al crecer estos niños se tornan en jóvenes manipuladores y chantajistas para obtener las cosas que quieren, colocándose por encima de todos.

Esto ocurre cuando los padres tienen una idea errónea sobre reemplazar el tiempo perdido con los hijos con obsequios de todo tipo que necesitan e incluso no necesitan, porque es lo que se pueden permitir, a pesar de que su amor por su hijo sea enorme, no pueden demostrárselo.

¿Qué consecuencias trae a los jóvenes?

Primeramente que desarrollen una necesidad insaciable de tenerlo todo, cada aparato nuevo que salga al mercado, juguetes, accesorio, ropa, etc. porque lo “necesitan” cuando en realidad eso no es así, tienen una mal visión entre lo que desean por capricho para demostrar que valen más que lo demás y lo que es importante para su vida.

Pueden adquirir tendencias de bullie al no recibir la atención que quieren de cierta persona o al molestarse porque perciben que alguien recibe más que ellos. Son el centro de atención y hacen lo que sea para conseguirlo, esté bien o mal porque no entienden de empatía y comprensión.

Tolera poco la frustración pues no ha adquirido las capacidades necesarias para resolver sus problemas y conflictos, sino que busca la manera que los otros lo hagan bajo su tutela, busca siempre excusas para culpar a los demás por sus errores en lugar de admitirlos.

Tiene tendencias materialistas y superficiales, por ende desprecia todo lo que tiene y busca reemplazar los objetos que cree que estén obsoletos, así los haya adquirido hace un par de semanas o días, quiere estar siempre a la vanguardia, tornándose en personas consumistas y poco satisfechas.

Estas consecuencias pueden afectarlos de manera significativa a largo plazo pues les será muy difícil adquirir una independencia y las responsabilidades que ello implica, no sabrán cómo mantenerse y cómo establecer relaciones saludables sociales e interpersonales. Por ello hay que evitar esta tendencia desde pequeños con educación y cariño.