Sabemos hoy en día, que el bullying no se crea en las esquinas de las escuelas, a pesar de que se practica mayormente en las instituciones, sino que se origina en casa y en las interacciones que mantienen los niños con sus padres.
La crianza y la calidad en las relaciones primarias de padres a hijos, son fundamentales para generar confianza y responsabilidades en los niños, se adapten y enfrenten de manera positiva al mundo.
¿Pero qué sucede cuando los padres exageran en su intervención?
La sobreprotección es un elemento sumamente nocivo en la relación de padres e hijos y en la formación adecuada de jóvenes responsables e independientes pues, al estar siempre pendientes de sus necesidades, protegerlos en exceso, enseñarles solo lo que se considere necesario, evitar que tomen decisiones o inmiscuirse de más en su vida, trae como consecuencia a hijos con problemas de adaptación, que no pueden enfrentarse a los cambios del mundo exterior.
Este fenómeno es conocido como Padres helicópteros y pueden incidir en el bullying, tanto para las víctimas, como para los perpetuadores ¿Cómo sucede esto?
-Porque tienen a sus hijos apartados de «todos los peligros del mundo» y no adquieren la confianza necesaria para defenderse o afrontar los retos.
-O porque hacen todo por sus hijos o los colman de regalos, evitando que adquieran deberes y responsabilidades y crean que todos deben trabajar por ellos.
¿Por qué razón se convierten en padres helicópteros?
Puede ser por presión social o familiar para ser siempre «buenos padres», por sobreinformación de crianzas, por temor a que algo malo les pase a los hijos o porque quieren darle todo lo que ellos nunca tuvieron.
Prueban cada cosa que lee o escuchan, pero no perciben los sentimientos de angustia de sus hijos al sentirse asfixiados por su preocupación y cuidados excesivos, llegando al punto de subestimarlos e ignorarlos.
Esto trae como consecuencia niños egocéntricos, pocos empáticos, irresponsables, perezosos, iracundos, rebeldes. O por el contrario, niños enfermizos, tímidos, con problemas de interacción social, desconfiados, vulnerables y con poca autoestima.
Los padres son los modelos principales que tiene un niño para crecer y actuar en el exterior, por lo que si se tiene a los hijos en una burbuja de cristal nunca podrán hacer una vida real ni disfrutarla.