Bullying es un tema analizado por la Organización Mundial de la Salud, por las consecuencias que este fenómeno tiene desde el punto de vista de la salud física y mental. La incidencia del acoso en las escuelas de España es de 24,8 por ciento, de acuerdo con datos emanados de esta instancia internacional.
España sufre las consecuencias del acoso escolar, así como sucede en otros países dentro y fuera de Europa. En ese país, infantes con edades comprendidas entre los 11 y 18 años afirman que han sido víctimas del acoso o intimidación de una forma u otra.
Secuelas como la depresión o el suicidio están íntimamente ligadas con los casos de acoso escolar. Los maltratos también pueden traducirse en agresiones físicas, con consecuencias que pueden ser incalculables.
Violencia psicológica y emocional es una de las formas más comunes de acoso en las escuelas de España. Los agresores buscan intimidar a la víctima hasta desmoralizarlo.
Expertos en la materia no dudan en afirmar que los acosadores buscan ganar fama y poder en sus círculos sociales a fuerza de someter a otras personas, que quizá son más débiles o indefensas desde el punto de vista físico y mental.
Niños o niñas pueden sufrir por igual las consecuencias del bullying. Se teme que el total de casos no sea denunciado ante las autoridades escolares o policiales por temor a represalias por parte de los agresores.
Detección precoz es la clave para evitar las consecuencias nefastas del acoso escolar. Se trata de un delito moral que pudiera transformarse en un delito penado por las leyes de diversos países, sobre todo en los casos de agresiones físicas.
Padres y representantes deben estar atentos a lo que suceda en relación con sus hijos en las escuelas. Es necesario mantener el contacto directo y a diario con maestros y profesores, para conocer qué es lo que sucede dentro de los salones de clase.