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El acoso sexual es una de las formas de hostigamiento más íntimas y peligrosas que existe, pues no solo se juega con la salud mental de una persona sino que, además, lo hace con su integridad, al punto de volverlas inseguras, temerosas y sumisas. Este es un acto que realizan las personas que abusan de su poder, de su condición social o de sus capacidades para obtener algo de naturaleza sexual de sus víctimas.

Por lo que esto se presenta comúnmente en instituciones laborales y escolares. Trayendo repercusiones en esas áreas y problemas de confianza en futuras relaciones o en las capacidades propias de las personas, por lo que las víctimas suelen pensar que están más seguras si se aíslan de todos y se ocultan.

¿Son diferentes para hombres y mujeres?

El acoso sexual no diferencia a los géneros, así que tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de este hostigamiento por parte de cualquier persona que se sienta, o por causas mayores sea superior y quieran aprovecharse de ellos porque saben que, por medios comunes, no van a obtener.

Así que, tanto hombres como mujeres al sufrir de este tipo de acoso se vuelven personas retraídas, solitarias, ansiosas y temerosas acerca de lo que les tocara vivir ahora en el trabajo o en la escuela. Se encuentran en todo momento a la defensiva así no estén en el entorno donde se produce el hostigamiento, pierden su capacidad de defenderse y enfrentarse a las dificultades, así como sus intereses y motivaciones, afectando su productividad.

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También, tienen consecuencias más físicas, como insomnio, pérdida del apetito, agitación, nerviosismo, falta de cuidado en la apariencia personal, pues se esconden en ropas más grandes y conservadoras o dejan de arreglar su aspecto para así evitar ser observados por esa persona. Ni siquiera en eventos familiares o en salidas sociales. Además se vuelven retraídos y evitan tener cualquier tipo de contacto con otras personas, porque pierden la capacidad de confiar en las mismas.

El acoso sexual en cualquier tipo de naturaleza que se presente es un acto desagradable que no debemos permitir bajo ninguna circunstancia, ni siquiera si nos vemos bajo amenazas de perder algo. Estos actos son ilegales y deben ser denunciados.