Sabemos que trabajar la inteligencia emocional nos conecta con nosotros mismos y nos ayuda a conectarnos mejor con los demás. Aprender a manejar nuestras emociones nos ayudará en nuestro día a día y en nuestra vida personal, social y profesional a largo plazo.

En este artículo vamos a reflexionar sobre algunos consejos que podrían sernos útiles para desarrollar nuestra capacidad de gestión, expresión y comprensión de las emociones.

Para empezar, debemos tener en cuenta que una de las necesidades básicas para poder cambiar lo que sentimos es reconocer qué es lo que sentimos: Poder nombrar nuestras emociones es importante para saber cómo nos afectan los estímulos externos, por lo que el consejo básico es identificar eso que nos pasa y poder ponerle nombre.

Necesitaremos para ello hacer una reflexión sobre cómo nos sentimos, y una buena forma de hacerlo puede ser anotar en un diario los estados de ánimo que recordamos de cada día para poder tener registro de ello a lo largo de las semanas.

Por otra parte, las emociones que sentimos no nos representan totalmente, es decir, una estrategia para desarrollar la inteligencia emocional es aprender a dejar de identificarnos con lo que sentimos. Seguro que a menudo hemos escuchado a personas de nuestro alrededor sentenciar cosas definitorias: “Es muy alegre”, “se enfada por nada”, “siempre está triste”. Pues bien, aunque durante un período de tiempo puede que sintamos más alegría, ira o tristeza, estas emociones no nos definen y no tenemos por qué quedarnos encerrados en ellas.

Por eso, es importante aceptar que algunos hechos nos provocan emociones diversas, pero que nada de lo que sucede es personal. ¿Qué quiere decir esto? Pues por una parte, que el mundo no está empeñado en hacerte infeliz y por otra que las demás personas no son responsables de lo que tú sientes. Esta es una tarea individual, y claro que habrá personas que tengan finalidades poco éticas o responsables afectivamente, pero es nuestra tarea aprender a poner límites tanto a los demás como a nosotros mismos. Es importante recordar que lo más importante es aprender a hablarnos a nosotros mismos como le hablaríamos a los demás.

Por esta razón, debemos aprender a relacionarnos mejor con las personas, y esto también incluye un profundo respeto hacia nosotros mismos. La familia, las amistades y en general las personas con las que tenemos un vínculo tendrán que practicar a su vez sus propias estrategias de autocuidado, lo que significa que como personas en relación tendremos que ser conscientes de nuestros límites, necesidades y vulnerabilidades cuando nos compartimos con los demás.

Como último consejo, también debemos incluir que en nuestra expresión emocional también debemos tener en cuenta la comunicación asertiva. Comunicarse asertivamente significa conocer estas necesidades de las que hablábamos y poder comunicarlas, pero siempre respetando las necesidades de otros. Escuchar a los demás, expresar nuestro punto de vista y por encima de todo ser honestos con lo que decimos hará que nuestra comunicación sea mucho más fructífera. Si somos capaces de reconocer honestamente lo que nos está pasando, será mucho más sencillo encontrar un lugar de posibilidad entre lo que yo quiero y lo que quieren o necesitan otros.

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