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Cuando se habla de bullying escolar, solemos pensar que este ocurre únicamente durante el período escolar de una persona, es decir, que una vez terminada la escuela el problema se desvanecerá como parte de una etapa más, pero no en todos los casos es así. Un claro ejemplo de ello es el mobbing o acoso laboral que se da en los trabajos adultos

Pero en esta guía para padres, reseñaremos a los efectos que el bullying puede causar en la vida de la víctima, incluso años después de haberlo sufrido y los hijos ya sean todos unos adultos

Quizás pensemos como padres que, al ya escapar del acoso, las víctimas pueden seguir viviendo su vida normalmente, pero esto no ocurre así. Las personas tienen un gran trabajo por delante para sanar sus heridas internas, ya que el eco de lo vivido permanece anclado en sus mentes, haciéndolos cuestionarse todo lo que hacen y afectando directamente la confianza en sí mismos y por ende en las interacciones sociales.

¿A qué se debe esto?

Se puede decir que sufren una especie de estrés postraumático que hace que estén siempre a la defensiva, temerosos y con autoestima baja, ya que traen a colación todo lo que vivieron en el pasado aunque ahora se encuentren en un entorno completamente diferente y seguro.

Otro planteamiento es que se ven afectadas las capacidades de respuesta fisiológica ante el estrés, afectando las respuestas de cortisol y la función de transportar serotonina al cerebro, lo que causa alteraciones mentales y susceptibilidad inmunológica ante las enfermedades.

Por último, expertos en la materia de salud mental afirman que debido a las presiones continuas de amenazas e intimidación, logran causar alteraciones cognitivas en la resolución de problemas, ya que se reprimen de intentar algo que los ponga en una situación humillante, por lo que prefieren evitarlo.

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Esto no ocurre solamente en los meses después de finalizar la escuela o de haberse librado de la persona acosadora, sino que puede durar años, hasta la vejez.

Por lo que es sumamente importante alentar a los hijos a asistir a terapia psicológica una vez que se está pasando por esta situación, de esa manera se reducen los factores de riesgo de estrés postraumático en la vida adulta.