Es difícil como padres saber que nuestros hijos están pasando por una situación terrible en dónde están en peligro y más si sucede en un entorno que debería ser seguro para ellos como lo es la escuela, un sitio donde deberían aprender cosas favorables para su desarrollo en el futuro, puede convertirse en la peor pesadilla si son víctimas de bullying escolar.
El bullying es un problema del que, actualmente, casi ninguna escuela está libre y es algo muy preocupante, pues cada día escuchamos en algún medio de comunicación historias sobre las consecuencias que el bullying deja en los jóvenes, como suicidios o ataques en las instituciones.
Hay que reconocer que este problema pone en riesgo tanto la vida de la víctima como los de su alrededor.
Es por esa misma razón que todo acto de bullying agravado se encuentra penalizado por la ley en distintos ámbitos. Como es el caso de:
Ámbito académico: Los actos de bullying agravantes e intencionados que se presenten en el plantel deben ser sancionados por el mismo, con trabajo comunitario, asistencia a talleres disciplinarios, disculpas y trabajo con las víctimas o la expulsión de ser un nivel grave.
Ámbito judicial: Para este caso, los actos de bullying deben ser de una categoría que violente contra la integridad completa de la víctima y se realice de manera agravada, intimidante, amenazante y continua, sin importar el tipo de bullying efectuado. Los actos judiciales correspondientes se efectúan tras la denuncia planteada por los familiares de la víctima o de ella misma.
A esta última corresponden 3 vías de resolución: Penal, Civil y Administrativa, en donde dependiendo de la magnitud del agravamiento las personas pueden llevar a los perpetuadores de bullying a juicio, emitir una exigencia de daños causados o incluso crear cargos contra la institución escolar si se han denunciado los actos y esta no ha tomado ninguna acción respectiva.
De esta manera, como padres quizás no podemos evitar que nuestros hijos pasen por el bullying, pero sí podemos hacerles justicia.