Cuando hablamos de bullying, nos estamos refiriendo a un acoso que puede ser tanto físico como psicológico y que tiene como finalidad perturbar a otra persona a la que se considera débil o inferior. Si se trata de un abuso físico puede incluir golpes, rasguños, moretones, y si es uno psicológico, están involucradas intimidaciones y amenazas.
Recuerda que el enfrentamiento entre el acosado y su agresor no se le considera un conflicto, ya que se produce un desequilibrio físico o social, lo cual le crea a la víctima una gran impotencia ya que lo considera una injusticia.
Te damos una serie de información para que la tengas en cuenta si tu hijo es víctima de bullying:
1.- Las cifras de acoso aumentan cada día: Se ha determinado que alrededor de 3,6 millones de estudiantes en todo el mundo son víctimas de cualquier forma de bullying cada año, se estima que los acosos que se dan por medio de las redes sociales ocupan un 37% de los casos. Aproximadamente un promedio de 160 jóvenes dejan de asistir a sus centros educativos porque son atormentado por un compañero de clase; pero lo peor es que uno de cada cuatro profesores piensan que el bullying no representa ningún peligro y solo investigan el 4% de los casos.
2.- El agresor o bully puede ser cualquiera: No necesariamente el agresor es un joven rebelde con problemas, también puede ser un chico popular, querido y admirado por otros. El bully es un ser que desea demostrar su superioridad ante sus demás compañeros para sentirse importante.
3.- Cualquier joven puede ser víctima: No existe un perfil de victima cualquiera puede serlo, hasta los chicos más populares pueden ser incluidos entre los acosados. Las victimas por lo general se escogen por tener una personalidad que opaque al bully o al contrario que su forma de ser sea visto por éste como una debilidad.
4.- El bullying no tiene edad: La edad no es lo esencial para que un chico sea blanco de un acoso, por lo general los niños son más vulnerables de ser víctimas de acoso por ser fáciles de manejar.
5.- Las consecuencias son peligrosas: Las personas que sufren cualquier tipo de acosos se les dificultan superar el problema, suelen padecer de depresión, estrés, desórdenes alimenticios e inclusive pueden llegar al suicidio.
Por eso es muy importante que los padres estén atentos al comportamiento de los hijos, estar continuamente en comunicación con ellos y oírlos atentamente.