Rafael Nuñez Aponte-La importancia de conocer la personalidad

La mitad de las diferencias de conducta básicas, en cada uno de nosotros, se debe a la herencia genética. Es demasiado común, aunque la neurociencia lo contradiga, pensar en términos espiritualistas acerca del ser humano. Y, de la misma manera, es demasiado común creer que solo la herencia genética es determinante. Ni somos espíritus absolutamente libres ni máquinas preprogramadas por completo.

No obstante, si la mitad de nuestros fenotipos de conducta, es decir, de los rasgos básicos de esta, son heredados, conviene detenerse en cuáles son y en cómo conocerlos. La observación detenida de nuestros hijos, en el hogar y en su vida escolar y social, puede ayudar a los padres a cometer menos errores. Lo mismo cabe decir para cada uno de los adultos que, si quieren ser conscientes de sus vidas, pueden aplicar estas observaciones para sí y para su entorno.

Nos preocupamos de vez en cuando por intentar comprender por qué nuestros hijos realizan determinadas acciones, reaccionan de maneras raras o no ante sus compañeros o ante situaciones de la vida. La personalidad puede llegar a tener varios rasgos y la combinación de estos es única en cada individuo. Pero ¿cuáles son esos cinco rasgos? Podemos saber más acerca de nosotros mismos sabiendo cómo puntuamos en cada uno de ellos. Una parte de esas explicaciones son más fáciles de interpretar mediante el modelo que, en Psicología científica, se conoce por OCEAN.

OCEAN es un acrónimo inglés. Los cinco rasgos en inglés comienzan por esas letras.  Factor O (Openness o apertura a nuevas experiencias), factor C (Conscientiousness o responsabilidad), factor E (Extraversion o extraversión), factor A (Agreeableness o amabilidad y empatía) y factor N (Neuroticism o inestabilidad emocional). Toda persona está en un determinado punto de la escala de cada uno de esos factores. Pocos, muy pocos están en los extremos. La mayoría estamos en algún punto entre esos extremos.

Con este rasgo se evalúa si una persona busca de manera activa nuevas experiencias y disfruta de los cambios y las cosas nuevas. Este tipo de personas serían creativas, originales, imaginativas y con diversos intereses. Por el contrario, las personas que puntúen al otro lado de la escala son personas con menos imaginación, más pragmáticas y realistas a las que les gusta lo tradicional y lo estable.

Con la escrupulosidad se trata de evaluar el grado en que la personalidad es más organizada, escrupulosa a la hora de hacer las cosas y orientada a metas. Las personas que puntúan a un lado serán más organizadas, responsables, puntuales y trabajadoras, terminando siempre sus tareas y organizando bien el tiempo. Por otro lado, si puntuamos al otro lado seremos más desorganizados, descuidados o con voluntad más dispersa.

La extraversión es el nivel en el que el individuo interacciona con los demás. Una persona extravertida disfrutaría con las interacciones sociales, relacionándose con los demás y de hecho realizaría muchas actividades que tuviesen como fin relacionarse. No solo importa el hecho de que el individuo socialice, sino también que disfrute con ello. En contrapartida estarían las personas introvertidas, que son personas que tienen una personalidad que tiende a socializar con pocas personas y que evita ciertos ambientes sociales ya que no disfruta de ellos de la misma manera que una persona que puntúa alto en la extraversión. Estas personas extravertidas son habladoras, conocen gente con facilidad, suelen ser afectuosos, activos y optimistas. Los que puntúan al otro lado serán personas más reservadas, reflexivas y calladas.

Este rasgo nos suena a todos y evalúa el grado de capacidad que tenemos para entender a los otros, comunicarnos con ellos y actuar de acuerdo con lo que sentimos. Si puntuamos alto en empatía seremos personas confiadas, amables y francas con los demás, compasivas. Si puntuamos bajo seremos personas centradas en nosotras mismas. Las personas poco empáticas son frecuentemente mal comprendidas y su rasgo tiene mucho que ver con la cantidad de emociones ajenas que es capaz de gestionar eficazmente.

Con el neuroticismo se intenta evaluar la inestabilidad y el ajuste emocional de los individuos. Si se puntúa cerca del neuroticismo serás una persona nerviosa, emocional, insegura y que se preocupa en exceso por las cosas. Por otro lado, lo contrario serían personas seguras de sí mismas, tranquilas, con resiliencia, que aceptan bien los cambios y que se adaptan emocionalmente a las situaciones.

Todos somos observadores psicológicos mundanos. Aparte de la formación de cada uno, nos va la vida en observar a los demás puesto que de ello depende la idea que nos hagamos de ellos y de qué podemos esperar. Es algo inevitable. Pero casi siempre atribuimos a nuestros hijos o a las personas de nuestro entorno causas poco fiables de su comportamiento. Estaremos más cerca de la verdad si aplicamos conscientemente las escalas de observación que aquí presentamos y si lo hacemos teniendo en cuenta las diferentes situaciones vitales:

  • ¿En qué grado estimo que cierta persona está en cuanto a apertura, responsabilidad, extraversión, amistosidad y neuroticismo?
  • ¿En qué situaciones (familia, colegio, trabajo, juegos, celebraciones, viajes, etc.) se da cada uno de esos rasgos?

Ver fuente