Las familias afrontan situaciones difíciles con cierta frecuencia. A veces se trata de hechos que ocurren a su alrededor (pérdida del trabajo, pérdida de seres cercanos, etc.), pero lo más frecuente es que la dinámica de las relaciones, la mala gestión de las emociones, las diferencias de criterio o los egos excesivos provoquen situaciones de conflicto que se magnifican y abocan a conflictos y, en ocasiones a rupturas de la confianza. Reconocer y respetar las diferencias entre las personas es fundamental. También lo es considerar las emociones de los demás en la misma medida en que cada individuo considera las suyas. Cuando el conflicto se enquista, causa demasiado dolor y amenaza con rupturas hay que considerar la posibilidad de pedir ayuda.

La terapia familiar, como su nombre lo indica, es donde toda la familia es intervenida, con lo cual el objetivo de la terapia es fortalecer los vínculos entre los diferentes miembros, además que intenta aportar herramientas para que puedan colaborar y enfrentar los conflictos que han surgido en las relaciones que tienen entre todos los miembros de la familia o entre un determinado miembro. 

El terapeuta o psicólogo es quien irá mediando toda terapia a través de ir conociendo la temática a tratar o el problema que ha surgido, esto con la finalidad de propiciar lo más adecuado para la familia con las herramientas adecuadas para cada uno, con el fin último de beneficiar siempre a todos.

Dentro de lo primero que se realizará en el proceso, será conocer a todos los miembros de la familia o los que asisten a la terapia, conocer la interacción que hay entre ellos y de ese modo poder intervenir en las interacciones de relación y conductas que presentan para beneficiar a la familia.

Es importante saber que dependiendo de la situación o problemática que se presenta en la familia, así también serán los diferentes formas de abordaje en la terapia, por ejemplo: terapia de crisis familiar, problemas de pareja (falta de comunicación, interacción, agotamiento), así como problemas de adicciones, trastornos mentales, psicoeducación, educación para padres, escuelas para padres, etc.

Dentro de los beneficios se encuentran:

Uno de los beneficios más grandes que podemos encontrar en la terapia familiar, es que nos ayudará a cambiar nuestras dinámicas familiares y crear herramientas que nos ayudarán para toda la vida. Además que todos los miembros de la familia tendrán un tiempo necesario para expresar sus ideas, pensamientos y sentimientos, sin temor o miedo a causar una discusión o disgusto dentro del núcleo familiar.

En el tratamiento de terapia familiar siempre se tiene un ambiente de seguridad, respeto y confianza, que permitirá que el proceso se realice de forma segura, sin ansiedad o preocupación a que se distorsionen los pensamientos o comentarios que se realizan.

Además un buen terapeuta o psicólogo nos ayudará a crear un clima de rapport y tranquilidad, para contribuir en el proceso de afianzar los lazos familiares, incluyendo aquellas relaciones en las que puedan existir problemas más complicados a tratar y que se encuentran susceptibles dentro de nuestra familia.

Es importante recordar que durante el proceso lo más beneficioso es ser abiertos a comunicar todo, siempre dentro del respeto y las normas marcadas dentro de las sesiones, no hay necesidad de fingir o mantener apariencias que puedan estorbar o complicar el proceso, ya que entre más abiertos y sinceros seamos, mejores intervenciones y  herramientas podrá crear el terapeuta para intervenir y ayudarnos a encontrar opciones adecuadas o soluciones más eficaces para la problemática que intentamos abordar.

Nunca olvidemos que un proceso psicológico familiar, de pareja o individual es importante para nuestra salud mental, ya que sin ella es difícil realizar lo que nos propongamos día a día, además que nos ayuda en nuestro crecimiento personal, familiar y de pareja.

Ver fuente