Joven Seguro-Que es el síndrome postvacacional

Después de un periodo de desconexión, como son las vacaciones, toca volver a la rutina. Es frecuente encontrarse con dificultad para adaptarnos de nuevo y en algunas ocasiones puede aparecer lo que se conoce como el síndrome o depresión postvacacional. En este post te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre este síndrome y como enfrentarlo.

¿Qué es el síndrome postvacacional?

El síndrome o depresión postvacacional se define como la dificultad que aparece, después de un periodo vacacional, para volver y readaptarse a la rutina diaria con las responsabilidades y exigencias del día a día. Esta dificultad puede afectar a diferentes ámbitos de la vida (trabajo, casa, relaciones, etc.) y puede resultar difícil de sobrellevar.

No se considera una enfermedad, sino un problema adaptativo, que puede generar sentimientos de melancolía e irritabilidad. Cuando este estado se mantiene en exceso o se manifiesta de manera muy intensa es cuando hablamos del síndrome postvacacional.

Este síndrome no solo aparece cuando toca volver al trabajo, universidad o colegio, sino que también se puede presentar al adaptarse a un ritmo horario más rígido, volver a asumir obligaciones, organizar la forma de vida que se quiere llevar durante los siguientes meses, etc.

Síntomas del síndrome postvacacional

Suele aparecer con estados de animo bajos, ansiedad y/o angustia, irritabilidad, inseguridad, inquietud, problemas para concentrarse y problemas en el sueño. También pueden aparecer síntomas depresivos como apatía y la falta de interés y de motivación.

También puede aparecer falta de apetito, náuseas, cansancio generalizado, sudoración, nerviosismo, dolores musculares, etc. Normalmente este tipo de síntomas desaparece al regularse los horarios de trabajo y descanso, mas o menos a la semana o quince días, por lo que sería un malestar pasajero.

Si los síntomas continúan en el tiempo y no se superan pueden derivar en problemas de ansiedad, estrés crónico o en una depresión leve o distimia. Si se llega a este punto, se recomienda acudir a un psicólogo especialista para pedir ayuda.

Es importante tener en cuenta que estos síntomas no deben ser motivo para privarse de las necesitadas vacaciones, no solo para descansar, si no para desconectar del estrés que pueda ocasionar situaciones en el trabajo, en casa, en el colegio o la universidad.

¿En qué personas es más frecuente?

Según la Sociedad Española de Medicina y Familia Comunitaria (SEMYFC), el síndrome postvacacional afecta en mayor medida a:

  • Hombres y mujeres de entre 40 y 45 años.
  • Personas que se incorporan al trabajo sin disfrutar de un periodo de transición.
  • Cuanto mayor sea el periodo vacacional, más afectará.
  • Personas sin motivación en el puesto de trabajo, con malestar y apatía en la actividad laboral.
  • Personas que idealizan las vacaciones.
  • Aquellas personas con síndrome de burnout.

Estrategias para evitar y afrontar el síndrome postvacacional

Para conseguir que la vuelta a la rutina y a nuestras obligaciones sea lo mejor posible (e incluso agradable) podemos emplear algunas técnicas o estrategias. Entre estas estrategias podemos mencionar:

  • Mantener una actitud realista, positiva y proactiva. Si pensamos el fin de las vacaciones de manera positiva, resultará más fácil el regreso. Si no podemos hacerlo, es porque no tenemos en nuestra vida diaria actividades placenteras y que nos llenen, si es así, entonces debemos pensar las cosas que tenemos que cambiar para estar mejor y mirar la rutina desde otra perspectiva.
  • Intentar volver de viaje unos días antes de comenzar el trabajo, la universidad o el colegio para empezar poco a poco a asumir las rutinas y regresar de manera relajada. No es conveniente volver de viaje la noche anterior a la que se va a volver a trabajar.
  • Si se tiene la opción de hacerlo, es preferible no incorporarse un lunes, ya que de esta forma la semana será más corta y el cambio de inactividad a actividad laboral se producirá de manera gradual. Una vez incorporados a la vida laboral, se ha de ir regulando la intensidad de la actividad del trabajo, en la medida que sea posible.
  • Comenzar a ir regulando los horarios (despertarse, comer, acostarse) unos días previos.
  • Asumir las obligaciones de manera gradual, empezando por lo que nos resulta más agradable o más fácil. Por ejemplo, en el primer día de trabajo, no llenarse de tareas sino que se debe comenzar con una intensidad que vaya de menor a mayor y con las tareas más agradables. Si es posible, al llegar al trabajo, no empezar la actividad desde el primer minuto, sino que es importante el poder permitirse un tiempo para compartir las experiencias vacacionales con los compañeros y así propiciar un buen ambiente de inicio laboral.
  • Aprovechar la carga de energía y la sensación de bienestar que han reportado las vacaciones para proponerse nuevas metas, tanto en el terreno laboral como en el resto de ámbitos de nuestra vida que nos empujen hacía delante y a crecer como persona.
  • Planificar actividades gratas y agradables e intercalarlas con las obligaciones a hacer. Si es posible se debe desarrollar alguna actividad de ocio que sea compatible con el trabajo para que no sea tan brusco el cambio.
  • Tener una buena rutina del sueño, que nos permita descansar y sentir un descanso placentero y reparador.
  • Mantener horarios regulares, tanto durante el día como en las horas de acostarse y levantarse.
  • Realizar actividades saludables, incorporar el ejercicio físico a la vida diaria si es posible y tratar de llevar una buena alimentación.
  • Intentar no llevarse trabajo a casa y menos al inicio de la vuelta laboral.
  • Evitar pensar que el único periodo de bienestar personal se sitúa en las vacaciones.
  • Mantener durante el año actividades que sí nos permitimos hacer más frecuentemente en vacaciones: salir más, comer fuera, visitar amigos, desayunar de manera más relajada, aunque sea los fines de semana, pasear más, etc.

Estas técnicas y  estrategias te pueden ayudar a abordar el regreso de una manera más adaptativa y conseguirás disfrutar, no solo de tus vacaciones, sino también del resto del año.  Pero si ves que te cuesta y los síntomas aumentan o no desaparecen, busca ayuda.

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