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La carencia de valores afecta esencialmente al ser humano, distorsiona su esencia y verdadera naturaleza, haciendo de unos víctimas y de otros victimarios.

La sociedad actual vive una mentalidad enfermiza que cosifica al otro, en vez de ponerse en su lugar, asumiendo a los demás como objetos para su disfrute, obviamente que esta actitud deshumaniza.

Es urgente cambiar la mentalidad del depredador, humanizando a la humanidad, es una necesidad si queremos preservar nuestra raza, construyendo un nuevo modelo de sociedad.

Modelo que implica humanizar las relaciones sociales basadas en el amor y el cuidado mutuo, rasgo fundamental de la especie humana, cuidarse entre sí con generosidad, ternura y compasión.

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Pasar de la cosificación de las personas a la sociabilidad y sana convivencia, basada en el respeto, libertad y solidaridad, sujetos igualitarios y fraternos.

La humanidad espera este cambio, que revela su evolución y no la regresión como humano capaz de humanidad.

Humano cuyo modo de vida es centrado en el amor y no en la agresión, defendido por muchos intelectuales y estudiosos de esta materia como Maturana que apela a que seamos promotores de la humanización creciente y desechemos este concepto cada vez más amplio con efectos tan perversos como es el Bullying, centrado en la violencia.

Violencia que no combina con el humano con humanidad. De ser necesario el cultivo de la cultura del cuidado mutuo donde impere la atención, consideración, empatía, tacto y todo aquello positivo para que se consolide en el ADN de la humanidad.

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Para generar esta cultura, apenas es necesario de conciencia de que cuidar y de cuidarse implica ser individuos responsables con su entorno social y natural, repartir y compartir justamente, respetar la dignidad humana que procure el máximo desarrollo del ser humano.

En fin, desarrollar una cultura de cuidar que requiere de una relación profundamente humana que contrasta con todos los elementos relativos a la agresión como hostigamiento o cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre pares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado en el aula, en las redes sociales, víctimas y victimarios en vez de humanos.