Describir a los agresores del bullying no es una tarea fácil, pues no existe un patrón una vez que esta actitud es formada por diversos ambientes y diversos modelos, de allí que cada agresor posee características únicas como sus impresiones digitales.
No obstante, los estudiosos de la materia han intentando acercarse a una adjetivación común, lo más acertada posible, para facilitar los diagnósticos de los que lidian con y contra esta problemática cotidianamente.
Esta problemática cada vez más diluida en la sociedad moderna espera atención porque el comportamiento de un niño agresor puede transformarse en un anti-social, alguien que mas tarde pueda ser un delincuente o criminal.
Así, se pueden referir algunas características como la carencia de empatía y algún tipo de distorsión cognitiva, manifestaciones que algunos psicólogos relacionan con una de una educación familiar permisiva, además revelación de irrespeto de los derechos de los demás como si fueran meros instrumento a su servicio.
En fin, un agresor usa la fuerza, la violencia, siendo intolerante con los demás y se relaciona mal con los adultos, ostentando autoestima e imponiendo su poder para dominar a los demás a lo largo de meses e incluso años.
En conclusión, para evitar futuros maltratadores y delincuentes se debe tratar la hostilidad acumulada, ese estar contra el mundo, se deben revertir sus modelos sociales.
Solución que pasa por la educación y la cultura del amor, valores que acaban con las situaciones de abuso, que multiplican las relaciones empáticas y la asertividad, que fomenta los valores de la tolerancia, justicia y solidaridad, que son importantes aspectos relativos a la educación emocional que enseña a controlar los impulsos y comunicar los sentimientos de la mejor manera, a resolver los conflictos, logrando el bienestar y calidad de vida de todos.
Opción por la educación y la cultura del amor porque estos elementos hacen parte de la esencia humana pues su el déficit de amor, de ternura, de compasión, de cuidado malogran el vivir humano. En la actualidad es necesario formar una cultura mediante procesos educativos que favorezcan espacios de amor y cuidado como factores de aprendizaje que reviertan los de la violencia.