Rafael Núñez Aponte

Algunos estudios e investigaciones sobre la violencia escolar coinciden que el bullying está estrechamente relacionado con el autoestima del agresor. Sin embargo, los estudios aun no coinciden e inclusive son bastante contradictorios cuando se trata de identificar el tipo de autoestima que mayormente condiciona al agresor, si la alta o baja.

Como ya fue referido el comportamiento agresivo y el autoestima de los agresores o bullies pueden ser muy contradictorios, algunos defienden que los adolescentes agresivos presentan una autoestima más baja que los demás, mientras que otros afirman que los agresores poseen un nivel de autoestima medio e incluso alto.

Rafael Núñez Aponte

Ante esta identificación del autoestima como una de las causas del bullying independientemente de su nivel, se debe decir que esta se define como el aprecio o consideración que la persona tiene de sí mismo. Si el autoestima es el conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos y hacia nuestra manera de ser, esto quiere decir que esta es la percepción evaluativa de nosotros mismos.

Siendo así, entonces es obvia la relación directa entre el acosador y el autoestima que lo orienta, pues actúa en función de la percepción evaluativa que tiene de sí mismo.

Rafael Núñez Aponte

Al tener el diagnóstico, aunque este sea contradictorio en cuanto a sus niveles, si por una autoestima alta o baja, ya es relevante saber la importancia del análisis del autoestima del agresor en el contexto del bullying para orientar el diseño de programas de intervención en el sentido de modificar el comportamiento del agresor y, especialmente, fomentar una cultura de una convivencia pacífica, principalmente, en los centros de enseñanza.

De allí que se deba construir el autoestima en los contextos significativos del desarrollo humano como la escuela, la familia y el grupo de iguales, cuyo caldo de cultivo para el desarrollo del joven sea un ambiente en que encuentre comprensión y apoyo.

Aquí está la verdadera esencia de la intervención a realizar: fomentar una mejor convivencia entre los jóvenes y mejorar las relaciones entre el adulto y el joven, evitando que esta sea causa de sufrimiento.