El agresor es intimidante, violento y aturde emocional e intelectualmente a la víctima, posee poder que le brinda un status dentro de sus pares, siendo admirado por los demás y, generalmente, es seguido por un grupo.

La conducta del agresor es imitada y se ha diseminado logrando aumentar el número y las estadísticas significativamente de esta problemática en una sociedad que desvaloriza la moral y la dignidad humana.

En función de esta proliferación también surgen cada vez más personas y asociaciones que estudian el acoso para entenderlo y por ende erradicarlo.

Personas a ejemplo de la psicóloga María del Luján Díaz Scarone, Maestra, Licenciada en Psicología y Psicóloga Social, además de Consteladora Familiar que forma parte del Equipo Diocesano de Niñez y Adolescencia (EDNA) para erradicar el acoso.

El EDNA surge como Equipo Diocesano de Minoridad en el año 1987, a través de un Plan Pastoral impulsado por Monseñor Casaretto, Obispo de San Isidro, en base a los “Lineamientos de la Nueva Evangelización” y a la “Convención sobre los Derechos del Niño”, la psicóloga María del Luján insiste que son los modelos por parte de los adultos que educan a los niños y a los jóvenes o, en otros casos, están solos y se valen por sí mismos en una sociedad donde todo está permitido.

Completando, personas a ejemplo del Dr. Javier Miglino fundador de Bullying Sin Fronteras y el Equipo Interdisciplinario de la entidad, aprobada por miles deONGs refiere que el acosador presenta tres características: es un líder imitado por muchos seguidores, que encuentra siempre una víctima y que no tiene ningún tipo límite, quien aplica un maltrato sistemático, una violencia que hace daño y deja muchas marcas en silencio.

Sin duda que el acosador es alguien que posee muchos calificativos, desde poderoso a líder, desde inteligente a habilidoso entre otras características que lo identifican.

El acosador es muy inteligente y con muchas habilidades pues sabe lo que le molesta específicamente a cada una de sus víctimas.

¿Será este el antónimo de la empatía? ¿Será que debemos concluir que el agresor es indiferente y apático?